La liberación miofascial es una técnica de terapia manual que ayuda a mantener en buen estado el tejido que recubre todo el cuerpo, conocido como fascia, para prevenir dolor y problemas de movilidad.
La fascia es una membrana fibrosa de tejido conectivo duro, elástico y delgado, compuesto por células, fibras como el colágeno y la elastina y sustancia fundamental (ácido hialurónico). Es una estructura única que recubre el cuerpo de pies a cabeza, envolviendo vísceras, músculos, huesos, órganos, nervios y vasos linfáticos y sanguíneos, brindando protección ante posibles impactos o lesiones, soporte y forma e interviniendo en el adecuado funcionamiento del movimiento y equilibrio corporal.
La liberación miofascial o inducción miofascial se pone en práctica desde 1940. Es usada en Fisioterapia y se realiza mediante presión o estiramientos. Entre sus beneficios se encuentran:
- Reduce el dolor, brindando mejor calidad de vida.
- Mejora la movilidad de los tejidos del cuerpo y, por ende, permite mayor movilidad de las articulaciones.
- Ayuda a eliminar toxinas, mejorando la circulación de los fluidos corporales, la irrigación sanguínea y la celulitis.
- Mejora el funcionamiento del aparato locomotor (huesos, músculos, articulaciones, tendones y ligamentos) y, en general, de todo el cuerpo.
- Ayuda a conservar y mejorar la higiene postural, previniendo lesiones y problemas físicos.
La técnica de liberación miofascial está indicada en el tratamiento de diversas patologías como la fibromialgia, tendinitis, hombro doloroso, cervicalgias, dorsalgias, lumbalgias, ciática, síndrome de latigazo cervical, disfunciones de la articulación temporomandibular (ATM), trastornos del suelo pélvico y trastornos respiratorios, así como para mejorar la movilidad en cicatrices postraumáticas y postquirúrgicas y ayudar en la rehabilitación de lesiones deportivas.
¿En qué consiste esta terapia?
La liberación miofascial se basa en presiones, movilizaciones, tracciones y estiramientos de distinta intensidad, en puntos gatillo miofasciales, es decir, nódulos dolorosos en zonas tensas de los músculos, para estimular la fascia, aprovechando la capacidad de dispersión del colágeno.
El trabajo del fisioterapeuta al utilizar esta técnica se puede explicar en tres fases. Una primera etapa diagnóstica que inicia con la palpación del cuerpo del paciente, para determinar en qué estado se encuentra el sistema fascial y dónde está alterado.
Una vez que se determina el problema, se calienta la fascia para que sea más manejable. El especialista trabajará con sus dedos, palmas y codos para prepararla para la siguiente fase.
Fase de liberación. El fisioterapeuta realizará, mediante movimientos largos, una serie de estiramientos dóciles y continuados para extender la fascia y así eliminar tensiones o restricciones (rigidez y limitaciones en el movimiento).
Dentro de las maniobras fundamentales de este tratamiento, hay que diferenciar dos grupos:
Técnicas superficiales de liberación miofascial:
- Deslizamiento en J. para aumentar la movilidad de la piel.
- Deslizamiento transverso, en dirección transversa a las fibras.
- Deslizamiento longitudinal, la presión se aplica con los dedos, nudillos o codos.
Técnicas profundas de liberación miofascial:
- Maniobra en manos cruzadas
- Maniobra de planos transversos
- Maniobra telescópica
Una sesión de liberación miofascial se caracteriza por ser pausada y tranquila, con un tiempo de duración aproximado de una hora. En la primera consulta ya se puede sentir una mejoría importante, pero el número de sesiones será determinado por el fisioterapeuta y dependerá del grado de tensión de la fascia.
Una recomendación importante es beber suficiente agua al finalizar la sesión, para favorecer la eliminación de toxinas.
Causas del dolor miofascial
El dolor miofascial es un trastorno caracterizado por dolor intenso y localizado en ciertas regiones que puede afectar la fascia de un músculo o grupo de músculos, generalmente en la región lumbar, el cuello y los hombros.
En la mayoría de los casos, la afección se produce después de la contracción repetida de un músculo, por causas diversas, entre las que se pueden mencionar:
- Posturas corporales incorrectas.
- Malos hábitos laborales.
- Lesiones pequeñas.
- Permanecer inmovilizado por largo tiempo, de forma local o global (reposo absoluto en cama, yeso).
- Trauma que se repite con frecuencia, por mal uso o uso excesivo, originado por mala higiene postural en el trabajo, exceso de actividad física, ejercicio mal ejecutado, sobrecarga tras una competición, entre otros.
- Traumatismos originados por golpes o caídas.
- Tensión en los tejidos blandos.
- Patologías como artritis reumática, gota, problemas de tiroides y psoriasis, entre otras.
- Problemas luego de una recuperación quirúrgica.
- Situaciones de estrés.
Los síntomas del dolor miofascial son dolor muscular intenso y profundo, dolor que persiste o empeora, nudos de contracción en un músculo y dificultad para dormir.
Este dolor es una molestia usual, incluso en personas que no tienen ninguna enfermedad.
Riesgos que conlleva
Cuando el dolor miofascial persiste y empeora, por más de seis meses, se considera crónico. Los profesionales de la salud le dan el nombre de “Síndrome de dolor miofascial”.
Las complicaciones asociadas con el dolor miofascial son las siguientes:
- Problemas de sueño. Los síntomas de la dolencia pueden originar que el dormir de noche sea una molestia, ante la imposibilidad de conseguir una posición cómoda para descansar o que al moverse de noche se toque un punto doloroso que interrumpa el sueño.
- Fibromialgia. Algunos estudios indican que el síndrome de dolor miofascial puede evolucionar en fibromialgia (enfermedad crónica caracterizada por el dolor generalizado) en algunos casos. Se considera que el cerebro de las personas afectadas por fibromialgia, con el transcurrir del tiempo, se vuelve más sensible a las señales de dolor y el síndrome de dolor miofascial puede tener un papel importante en la fase inicial del proceso.
- Problemas de fatiga.
- Dolores de cabeza originados por la tensión.
- Depresión.
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