La vida que se comparte con un perro se convierte en muchas ocasiones en uno de los recuerdos más importantes para las personas. Pero tampoco está exenta de malas situaciones y de problemas que pueden arruinar la experiencia de tener una mascota. En concreto, la desobediencia en los perros es un problema real, que puede trabajarse y que ahorraría a muchos dueños un sinfín de problemas con su animal.
La obediencia canina
Lo primero que hay que especificar es que, cuando hablamos de obediencia canina, no estamos haciendo referencia a ningún tipo de comportamiento dañino para el animal. Al contrario, lo que se pretende es hacer que su vida sea más cómoda y feliz gracias a su integración con las personas de su entorno.
La obediencia canina, además, ha demostrado que es una fuente de satisfacción para el propio animal. Al relacionarse con los demás animales y personas, de una forma más plena, el perro recibirá un trato más afectuoso que repercutirá en su bienestar.
Asimismo, un perro disciplinado es un perro que ha entrenado sus emociones y su capacidad de pensamiento. De esta forma, al darle las pautas básicas de un comportamiento disciplinado, se estará poniendo también las bases para conseguir que el animal tenga una mejor salud cognitiva y esas habilidades sociales que le harán ser un gran compañero.
La vida con un perro desobediente
Si, por el contrario, la disciplina no se trabaja, es sencillo que se comiencen a vivir situaciones en las que el animal no se comportará como se desea. Estos comportamientos no se deben entender como algo solo molesto para los humanos, también traen problemas para el perro.
Por ejemplo, si un perro no atiende a órdenes básicas como sentarse, estarse quieto y demás, puede que se abalance sobre personas conocidas cuando estas llegan a casa. La situación puede ser incómoda para personas que no quieren este comportamiento y, en muchos casos, los dueños terminan por regañar y castigar al animal.
Pero el perro, si no ha recibido la suficiente educación para comportarse de forma disciplinada, no puede hacerlo por sí mismo. El problema entonces es que la mascota no entenderá los motivos del rechazo y puede llegar a desarrollar problemas más graves por ello.
Cómo trabajar la obediencia
El método de estímulos y recompensas sigue siendo el mejor para crear una buena conducta en perros. Se puede hacer con comida o con el mismo cariño, y es que esto último es lo que el animal va a valorar de forma más importante.
Si los dueños no tienen la habilidad necesaria, entonces es aconsejable acudir a un profesional experto en adiestramiento. Con su trabajo, este trabajador puede eliminar los problemas de conducta de un animal con mucha facilidad.
En definitiva, hay que tener claro que un perro obediente es un perro feliz que dará lugar a unos dueños contentos con su mascota. Adiestrar al animal le permitirá comunicarse y relacionarse mejor con su entorno, así que es algo que no debe verse en ningún caso como una conducta agresiva para con el perro.
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