Un perro puede afrontar problemas muy diversos para no dejar de ladrar. En cualquier caso, esto ocasiona que muchas personas se desesperen o, incluso, se desprendan de sus mascotas cuando realmente es un problema que puede solucionarse poniendo un poco de empeño en ello, y es que, por regla general, tras un perro que ladra constantemente hay siempre un problema de salud.
Repasar las conductas
El no dejar de ladrar puede convertirse en una pesadilla para los dueños de un perro y también para los vecinos o personas que rodean al animal. Un perro que ladra cuando se queda solo en casa o que incluso manifiesta este comportamiento cuando está acompañado o paseando solo está transmitiendo información sobre un estado de salud y de conducta que no es el adecuado.
Hay ocasiones en las que el exceso de ladridos puede venir motivado por una falta de atención. Los perros que pasan mucho tiempo solos y los que no tienen el ejercicio rutinario que necesitan son los más proclives a desarrollar comportamientos nerviosos que se manifiestan en el ladrido.
Por lo general, son perros también que tienen a destrozar cosas en casa y que presentan otros problemas conductuales, y es que un animal necesita siempre una buena dosis de atención, cariño y, por supuesto, actividad física.
Así, el primer paso para intentar que los ladridos desaparezcan es dar el valor que tiene el ejercicio, por lo que los largos paseos intercalados con sesiones de juego pueden ser el remedio más eficaz.
Patologías que pueden provocar los ladridos
Claro que el que un perro no deje de ladrar no se debe en todos los casos a una falta de actividad física. Como cualquier adiestrador profesional de perros sabe, el carácter del animal tiene mucho que ver en todo este asunto.
En los casos en los que un perro desarrolle problemas de ansiedad o nerviosismo generalizado, lo mejor es acudir a un educador canino. No hay que olvidar que muchos dueños de mascotas no cuentan ni con el tiempo ni con los conocimientos necesarios para adiestrar a su perro, por lo que un adiestrador profesional puede hacer que estas conductas desaparezcan rápidamente.
Con todo, puede suceder también que el animal sufra algún problema fisiológico y que los ladridos sean su forma de expresar dolor o malestar. En este caso deberemos acudir a un centro veterinario que sepa encontrar el problema que está teniendo el animal.
No debemos olvidar que el educador canino tiene capacidad para modificar las conductas del animal y hacerlo más sociable y menos problemático.
En definitiva, que un perro pueda dejar de una vez de ladrar es más sencillo de lo que muchos dueños de mascotas piensan. El trabajo de un educador de perros combinado con el de un veterinario y, por supuesto, la responsabilidad de la familia del perro para darle la actividad y el cariño que el animal puede necesitar pueden conseguirlo fácilmente.
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