Como cada semana, la coordinadora de los cursos online del área veterinaria de ISED, Vera Vicinanza, nos abre los ojos y cuestiona algunos tópicos arraigados en nuestra sociedad sobre los perros. En estos dos nuevos artículos, se desmontan dos ideas infundadas sobre el cuidado y aseo de estos animales.
Leyenda 8: “El milagro de la aspirina”
Algunos propietarios tienen la tendencia potencialmente peligrosa de automedicar a sus perros. También es posible que algunos piensen que suministrar periódicamente aspirinas en los meses invernales pueda proteger al perro de resfriados y tos. Esta creencia, lejos de ser verdadera es, en realidad, peligrosa. El ácido acetilsalicílico que representa el principio activo de la aspirina, es un antinflamatorio muy eficaz contra dolores o inflamaciones. Sin embargo, en los perros su efecto es potenciado por el hecho de que la eliminación de los fármacos por hígado y riñones es más lenta que en los humanos. Y en los gatos el efecto de la aspirina puede ser aún más peligroso por la ineficacia del metabolismo hepático. Un gato puede llegar a la muerte después de suministrarle aspirina. Muchos medicamentos contienen los mismos principios en los fármacos humanos y veterinarios. Los problemas pueden surgir cuando se desconoce la dosis o el particular funcionamiento de los mecanismos fisiológicos del animal respeto al hombre. Ante cualquier síntoma el veterinario es el único que puede prescribir fármacos a los animales sin el riesgo de que la cura sea peor que la enfermedad.
Leyenda 9: “El perro necesita baños frecuentes”
Asear correctamente a los animales parece una tarea imposible si pensamos en todo lo que escuchamos. Cada día surgen remedios infalibles para limpiar el perro, mejorar el brillo del pelo y el olor. Otra vez debemos recordar que los animales no son personas y no necesitan baños frecuentes. En condiciones normales se pueden bañar una vez al mes, cuidando que se utilicen productos específicos para perros y evitando ponerle perfumes que no sean indicados. La piel de los perros es sensible a los cambios de acidez y con baños frecuentes solo conseguimos que las glándulas sebáceas reaccionen con una mayor cantidad de producción de grasa y más olor. Otra postura también equivocada es pensar que el perro es más feliz estando en el campo, corriendo libre sin necesidad de higiene, porque es un animal y es más feliz si está sucio. Esta postura puede hacer daño al animal que no se vigila correctamente y puede desarrollar parasitosis, infecciones de oído y boca, entre otros, llegando a perjudicar su salud.