Cuando adoptamos un cachorro surgen un sinfín de dudas sobre cómo hacer las cosas para una convivencia armoniosa con nuestro nuevo miembro de la familia. Al separar al cachorro de su familia canina debemos ser conscientes del cambio que para él supone: es un cambio de mundo, de hogar y, generalmente, un cambio de especie en lo que a su familia se refiere.
El cachorro debería llegar a nuestro hogar con aproximadamente dos meses y medio de edad, tiempo en el que el destete se puede hacer progresivamente. A esta edad sigue teniendo una necesidad de contacto grande, contacto que le va a ayudar a sentirse seguro y a ganar confianza en sí mismo. Las primeras noches debería de tener acceso a nosotros, si se asusta por la noche o se ve inseguro deberíamos atenderle, ayudarle en el proceso de desarrollo haciendo que se sienta seguro en su nuevo hogar.
Los primeros días, lo más importante, es que todo sea muy progresivo, que tenga tiempo de conocer dónde vive, de procesar los estímulos que le rodean, de adaptarse al entorno en el que probablemente va a pasar el resto de su vida. Las salidas deberían de ser cortas y tranquilas, la calle, sobre todo si vivimos en ciudad, es una zona de mucha estimulación, hay muchas cosas nuevas para conocer, objetos, olores, ruidos… Esto para un cerebro de dos meses y medio de edad es mucha información para procesar, por ello lo mejor es que las salidas sean breves cogiendo distancia poco a poco y respetando el ritmo que nos marca el cachorro.
La primera etapa, desde que llega hasta aproximadamente los 4 meses es la etapa de exploración oral, es una fase en la que aprenden a conocer el entorno con la boca. Va a tener interés por mordisquear y chupar las cosas que sean nuevas para él. Para superar esta fase de manera satisfactoria, y que esta necesidad desaparezca, tiene que haber estimulación en este campo: debería tener diferentes cosas que pueda mordisquear y conocer con la boca, algunos trozos de madera de diferente tamaño y textura, hortalizas… También podemos facilitarle algunos juguetes o similares. La idea es que pueda probar texturas y materiales diferentes, suficientes para satisfacer su necesidad de exploración oral. Si no puede desarrollar esta importante etapa puede conllevar problemas posteriormente, por lo que es importante conocer en qué etapa esta nuestro cachorro cuando llega a casa y ayudarle a pasarla de la manera más natural posible. Si durante la etapa de la exploración oral hay algo que no queremos que mordisquee, la mejor opción va a ser retirarlo de su acceso cuando no estemos presentes, principalmente si es algo que conlleve riesgo.
Aquí empezamos a construir el perro con el que vamos a compartir nuestra vida. Es un momento para disfrutar, aprender y acompañar en el desarrollo a nuestro nuevo compañero de vida.