A medida que los cuidados a nuestras mascotas aumentan, nos vamos dando cuenta de lo realmente parecidos que son nuestros organismos. Nos fascina escuchar que los perros tienen grupo sanguíneo y nos sorprendemos cuando un gato tose “¡Ah, ¿pero los gatos tosen?!“
Al fin y al cabo, tenemos los mismos órganos, funcionan de forma similar y por tanto sufrimos enfermedades semejantes.
Gracias al creciente interés por parte de los propietarios por salvaguardar la salud de sus mascotas, estamos familiarizándonos con cuidados veterinarios más especializados. Y ya no nos resulta tan raro oír a un amigo o un familiar decir “Rocky tiene cita con el cardiólogo”.
Acudir al veterinario de manera regular
El corazón, ese pequeño gran músculo, tiene el deber de mantener la sangre en movimiento sin darse un segundo de reposo. No es más grande que un puño y mueve millones de litros a lo largo de una vida. Tal y como nos aconsejan los médicos, el corazón de nuestras mascotas también necesita cuidados. Por eso los chequeos anuales en la clínica veterinaria son tan importantes ya que sólo una exploración minuciosa podría detectar pequeños cambios aparentemente insignificantes. Desde bien cachorritos hasta la vejez. Ya que los problemas cardíacos no son exclusivos de animales viejos pues, tal y como sucede en los niños, perros y gatos pueden nacer con defectos congénitos. En ocasiones, una detección precoz puede evitar tener que tomar decisiones más drásticas con nuestro mejor amigo.
El corazón es fascinante. Puede latir incluso fuera del cuerpo porque tiene actividad eléctrica propia. E incluso si la ruta eléctrica habitual falla en un corazón enfermo, se crean unas vías alternativas para que el latido no cese, de forma que la sangre siga llevando el oxígeno vital a todos los tejidos y eliminando el venenoso CO2.
¿Cómo podemos saber si nuestro perro padece del corazón?
Cuando llegamos a casa nuestro peludo salta, ladra… y ¿tose? O cuando le vamos a sacar de paseo y se excita, ¿tose? Entonces hay un problema. Puede no ser grave, pero para llegar a esta conclusión hay que evaluarlo a fondo. El hecho de que sea habitual escucharlos toser no normaliza una situación y no siempre la tos guarda relación con un catarro. Puede esconder un problema cardíaco muy serio.
Si últimamente notamos que “Chispa” se cansa mucho cuando sólo ha caminado unos metros, debemos acudir al veterinario. A veces los perros no tienen límite. Aguantan lo que les ordenemos, juegan hasta desfallecer sin ser conscientes de lo perjudicial que puede resultarles. No debemos olvidar que a partir de los 7 años en razas grandes y los 9 en razas pequeñas, estos pequeños nuestros entran en una respetable tercera edad. Es nuestra labor pisar freno y saber reconocer estos pequeños detalles, como un jadeo excesivo ante ejercicio leve, un cambio de coloración de la lengua, una hinchazón del abdomen o incluso desmayos en casos graves.
En gatos es diferente. Los felinos con enfermedad cardiaca no tosen, sus síntomas son mucho más sutiles y se nos puede pasar algo más fácilmente. Si le cuesta respirar o se mueve mucho menos de lo habitual, hay que acudir al veterinario. También, claro está, si se le hincha el abdomen o se le paralizan las extremidades traseras sin motivo aparente.
Especial mención requiere el sobrepeso. Nos gusta mimarlos, pero un perro gordo NO es un perro sano. Convertir un gato en obeso es condenarle a un final triste y prematuro, es dejarle en desventaja en una lucha frente a enfermedades. Tenemos que comprender que esos “trocitos pequeños” de nuestra comida, pueden resultar para ellos grandes venenos por la sal, el azúcar o la grasa que contienen. Lo que una persona de 70 kg percibe como un “cachitín”, para un perro de 20 kg puede ser un gran bocado, por no hablar de un perro “mini” de kilo y medio.
Problemas cardíacos en mascotas
¿Y entonces qué ocurre, si tras la revisión y las pruebas necesarias (radiografía y ecografía), nos enfrentamos a un problema cardíaco? El tratamiento dependerá en gran medida de lo avanzada que esté la afección.
Antes de tener que acudir con urgencia a la clínica veterinaria por una insuficiencia cardiaca descompensada, no descuidemos los chequeos anuales; marcarán la diferencia para ofrecer a nuestra mascota una buena calidad de vida gracias a un corazón controlado por una dieta sana y un tratamiento sencillo
La época tan difícil que estamos atravesando deja a nuestros animales como los grandes damnificados, sacrificando la medicina preventiva: Se reduce la atención, se deja de vacunar, se espera más ante las enfermedades.
No descuidemos a nuestros peludos ¡Que no sean los últimos de la lista! No saben ir solos a la consulta y tampoco nos dicen lo que les duele. O quizás es que no sabemos escuchar.
No esperemos hasta que no haya camino de regreso. No se lo merecen.
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