Siguiendo con el artículo de la semana anterior sobre la historia del perro, en este nuevo artículo hablaremos de los mil y un oficios que han desarrollado para nosotros desde que nos acompañan.
A lo largo de los siglos el perro, muerto o vivo, ha tenido muchos usos de los cuales algunos ya no se aplican.
Cuando estaban muertos se utilizaban:
- La carne → alimento.
- Los tendones → fijar piezas herramienta o arma.
- Algunos huesos → instrumentos de precisión.
- La grasa → ungüento, medicamento.
- Los dientes → adornos o amuletos.
- Piel y pelaje → coberturas y vestidos.
- Cuero → partes de vestidos.
- Pelo → hilar tejido o de relleno.
Cuando estaban vivos sus funciones eran:
- El porte.
- Arrastre de carros, trineos, etc.
- Dar calor.
Atendiendo a su comportamiento alimentario, el perro se fue convirtiendo en:
- Basurero: Eliminando los excremento humanos y otros residuos.
- Desratizador: Captura ratas, ratones y otros animales.
- Auxiliar para la caza.
También ha tenido valor religioso, cultural o social, y por eso:
- Se han utilizado en sacrificios.
- Representando el status social del dueño.
- Ha sido símbolo de riqueza.
- Ha valorizado positiva o negativamente al dueño.
El instinto territorial le ha convertido en:
- Guardián.
- Protector.
- Vigilante nocturno.
Sus capacidades y comportamiento social le han orientado a:
- La compañía.
- Ser sustituto de un hijo.
- Guiar rebaños.
- Luchar con sus congéneres u otros animales.
- Correr.
- Trabajar en circos.
La próxima semana seguiremos con esta serie sobre la historia del perro hablando sobre como hemos utilizado a los perros para ayudarnos en muchas profesiones.
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