También llamado falsa preñez, pseudopreñez o pseudogestación. No se considera una enfermedad si no un estado fisiológico normal de la perra. Los alumnos del curso de auxiliar de clínica veterinaria así lo aprenden.
Su origen, según los naturalistas, pudiera deberse a un instinto natural de algunas razas por la supervivencia; de tal forma que, si una hembra con cachorros de la manada moría, se garantizaba la supervivencia de su prole a través de otra hembra adulta del grupo, la cual, hubieran o no parido, podría amamantarlos.
En la clínica diaria es un cuadro frecuente, presentando los animales unos cambios, tanto fisiológicos como de comportamiento, similares a los de una hembra realmente preñada. Estos cambios o síntomas deberán ayudarnos a definir el diagnóstico. Los físicos son abultamiento del abdomen, hinchazón de las mamas y, ocasionalmente, producción de leche; los de conducta preparación del nido, adopción de objetos extraños como zapatillas, muñecos, etc., e incluso muestras de agresividad. Sin embargo, lo que llama la atención a sus amos, y por lo cual recurren a nuestra consulta la mayor parte de las veces, es la gran tristeza del animal, que deja de jugar, de comer, de beber… cambiando, si se les pregunta, sorprendentemente este comportamiento en la calle, siendo de nuevo como son ellas en realidad.
¿Ocurrirá esto con todos los celos de nuestras perras? ¿Si la cruzo, evitaré este problema? Estas son, quizás, las dos preguntas más insistentes con las que nos encontraremos y, sí, habitualmente, cuando una perra ha tenido un embarazo psicológico, en sus siguientes celos continuará seguramente teniéndolos y, no, cruzarla, no te asegura en absoluto que en los próximos celos no se repita la pseudopreñez.
Se desconoce con exactitud el origen de estos síntomas, porque todas las perras pasan por los mismos estadios hormonales, en los que se aprecia un aumento de la progesterona y la prolactina, tanto si queda preñada como si no; pero sin embargo, solo algunas presentan manifestaciones externas. Si bien es cierto, que a lo largo de mi experiencia clínica, he podido comprobar que estas evidencias externas de pseudogestación eran más frecuentes en perras especialmente mimosas y muy dependientes del dueño.
Habitualmente, esta pseudogestación, aparece después de la sexta u octava semana de haber pasado el celo y dura aproximadamente entre dos y tres semanas. Si los síntomas son leves, dejemos que se le pase al animal solo; si son muy fuertes, con una elevada producción de leche y/o anorexia, hemos de tratarla, sobretodo porque corremos el riesgo de provocar una mastitis en las mamas; es decir, una infección de la glándulas mamarias debido a la retención láctea.
El tratamiento puede ser clínico, utilizando una antiprolactinico, o doméstico, fundado en evitar la producción de leche manteniendo al animal a dieta absoluta durante veinticuatro horas ayudado con paños fríos, de agua, sal y vinagre dos veces al día sobre las mama; pasadas las veinticuatro horas le daremos una tortilla francesa con una cucharadita de perejil; los pases largos, para mantenerla distraída, también pueden ayudarnos.
Finalmente, como veterinaria, recomendaría valorar su esterilización, dado que eliminados los ovarios, eliminamos el origen de las hormonas desencadenantes de este estado de pseudogestación, tan molesto para ellas y, porque no decirlo, para nosotros.