Todo lo que necesitaremos para empezar un buen adiestramiento en positivo será:
- Una bolsa llena de suculentos premios (tipo riñonera para tener más libertad de movimiento).
- Sus juguetes favoritos.
- Una correa de aproximadamente 1,5 metros.
- Un collar de cabeza.
- Paciencia y coherencia.
Utilizaremos un collar normal, de nylon o de cuero pero nunca los de púas o de ahogo. Estas herramientas, además de parecer instrumentos de tortura de siglos pasados, pueden tener un efecto desastroso sobre el aprendizaje del perro. Como hemos dicho el perro aprende por asociación y puede ser que lo tiremos en el momento en el cual quiere ir a saludar a otro perro. En pocas repeticiones podría asociar el dolor a la vista del otro animal desarrollando comportamientos hostiles. Este es sólo un ejemplo, pero importante para entender que el dolor y las experiencias negativas y estresantes sólo generan conflictos difíciles de resolver después.
El collar de cabeza puede resultar útil para que el perro aprenda a andar a nuestro lado, Su diseño permite que si el perro tira, su cabeza se girará a otro lado impidiéndole proceder. Son eficaces y no causan dolor al animal, aunque no dejan de ser una herramienta de trabajo y debemos usarlos solo durante el entrenamiento.
Las correas extensibles son otro punto de desacuerdo. Si la correa es una forma de prevención y control, las correas extensibles no responden a estos criterios y no nos permiten ni educar ni tener control en una situación de emergencia. Una correa que deje al perro libre de olfatear y de caminar a nuestro lado, es suficiente y nos permite respetar el espacio de los demás durante los paseos.
¿Cuándo empezar?
Nunca es demasiado pronto. El cachorro recién llegado es perfectamente capaz de aprender cualquier cosa, a pacto que se haga con los métodos adecuados. Muchos cachorros que acaban de llegar al nuevo ambiente necesitan un tiempo para familiarizarse. Debemos darle la bienvenida sin demasiado ruido, en un ambiente lo más posible tranquilo y relajado para que no se asuste. Cuando nos damos cuenta que se ha adaptado, olfateado y familiarizado con el ambiente, ya será el momento de establecer los límites y las reglas, que deberán ser respetadas por ambos de forma clara y coherente.
En principio es importante no hacer sesiones muy largas, máximo diez minutos. Si vemos que el animal no se concentra lo dejamos libre, jugamos un poco y volvemos a empezar.
10 errores frecuentes:
- No aplicamos pautas de educación desde el principio.
- No sabemos premiar a tiempo los comportamientos deseados.
- Castigamos de forma incorrecta.
- Damos órdenes confusas o incorrectas.
- No somos coherentes, premiamos o castigamos solo algunas veces.
- Hablamos al animal como si fuera un niño.
- Los miembros de la familia no están de acuerdo, algunos son más o menos permisivos.
- No seguimos una rutina.
- No enseñamos órdenes básicas.
- Seguimos consejos de personas inexpertas.
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Un comentario
Me interesa los animales soy an amante de ellos. Y son mis mejores amigos