El calor puede suponer un riesgo mortal para las mascotas más pequeñas y delicadas de la casa, las exóticas. Os traemos unos consejos sencillos y frescos para el verano, aunque antes de empezar, debemos insistir en el imprescindible TENER UN TERMÓMETRO para conocer cuál es realmente la temperatura del recinto que hemos preparado para ellos.
Debemos tener en cuenta que algunos materiales durante el día absorben más calor y que aun cuando nos parece que ya están más frescos, esa superficie en la que vamos a apoyar la jaula puede que todavía esté caliente. Lo mismo pasa en la calle y en los medios de transporte. ¡Tengamos mucho cuidado con el transportín! Conozcamos las propiedades del material con el que está hecho por sí se calienta rápidamente y vigilemos al apoyarlo en el coche antes del viaje o dejarlo en la calle apoyado en el suelo mientras metemos el resto del equipaje. Todo cuenta.
Pero no solo los coches acumulan muchísimo calor, algunas estancias de la casa también: cuidado. Existen lugares muy calurosos en nuestros hogares que evitaremos: cerca de electrodomésticos encendidos, cerca del tejado y frente a las ventanas con rayos de luz directos, entre otros. Tampoco es bueno para sus sistemas respiratorios recibir una corriente de aire muy fría directamente, ya sea de aire acondicionado o ventilador. Debemos evitar que el frio les llegue de forma directa. Buscaremos lugares alejados de estas zonas y más frescos para que estén cómodos, como pisos bajos cerca del suelo o habitaciones con poco tránsito en las que podamos tapar la luz de las ventanas casi todo el día.
Cómo crear zonas frescas
Para crear zonas más frescas en su jaula recurriremos al hielo: con forma de bloque o (para mayor seguridad si lo colocamos en zonas de fácil acceso para el animal) en forma de botella de plástico con agua congelada en su interior. Para los más pequeños, lo colocaremos cerca de la jaula, ¡nunca dentro! Para los más grandes, como los conejos, podemos cubrir la botella congelada con tela (un calcetín es suficiente) para que no congele nada ni moje y dejarla dentro del recinto para que se tumben cerca. ¡Les encanta!, y cuanto más grande sea, más durará su efecto.
Si queremos menos frio, podemos congelar piedras o una baldosa para que refresquen unas pocas horas a los animales más pequeños.
Evitar el manejo y jugar de noche
Las horas del día más frías, como la noche, serán el momento adecuado para los juegos. Mejor si añadimos algún premio fresquito (de la nevera, nunca congelado en los roedores más pequeños ya que pueden sufrir una gastritis o inflamación de la mucosa del estómago) después del juego. Todos los alimentos se pueden meter en la nevera, los que contengan más agua pueden ser grandes aliados para combatir el calor veraniego. E incluso pueden ser imprescindibles durante los transportes, en los que llevar agua es más complicado.
Nosotros mismos (las personas) somos fuente de calor. Si queremos acariciarlos y refrescarlos con delicadeza, podemos mojarnos con agua fresca (nunca helada, ni con hielo) los dedos y humedecer las orejas de nuestras cobayas y conejos, y las orejas, las patas y la cola de otros roedores. Evitaremos el hielo porque el contacto directo cierra los vasos sanguíneos más cercanos. También evitaremos mojar su pelo porque tampoco intercambia calor y les resulta molesto. A algunos conejos les gusta que les refresquen el ambiente con un spray, pero no a todos.
Agua, lo más importante
También ofreceremos agua fresquita. Los conejos son los más exigentes y no beben de aguas calientes o sucias. En meses calurosos los mejores recipientes para poner el agua son los de cerámica. Es peligroso añadir hielo, sobre todo en pequeños roedores, por el mismo riesgo de gastritis que con los alimentos y, además, los cubitos en el bebedero duran muy poco. Podemos ayudar a mantener el agua fresca en los bebederos de tipo bola con los enfriadores para botellas de vino o champan. Pero con mantenerla limpia y fresca es suficiente, y para ello la cambiaremos las veces que sea necesario durante el día.
Todas las precauciones son pocas con estos pequeños amigos exóticos; unas horas sin vigilancia en la terraza con rayos de sol directos pueden provocarles un golpe de calor. Hay que tener mayor precaución cuando las temperaturas cambian tanto de un día para otro, como es común en épocas de cambio de estación o durante el verano, y nunca debemos despistarnos. Sus vidas dependen de nosotros.
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