Ninguna empresa por pequeña que sea se puede permitir el lujo de ignorar la inclusión en sus planes de acción y en su organigrama de un plan de seguridad electrónica.
A las empresas hoy en día les va mucho en ello. Los sistemas de seguridad más habituales con los que se dotan las empresas suelen ser medios de vigilancia pasivos que mejoran el control de los activos clave de las firmas. Estos medios tan solo son una herramienta, un medio que, sin la implicación de un jefe de seguridad formado profesionalmente, no es posible garantizar la seguridad en la empresa.
Inversiones en seguridad limitadas y escalables
En multitud de ocasiones, los medios que se pueden incorporar a las empresas con inversiones muy limitadas y escalables en seguridad electrónica son equipos y software, capaces de dar protección real a las propiedades de una empresa, a sus clientes, a los stocks de almacén, a la información más sensible o a las comunicaciones internas y externas. Con cámaras de seguridad y videovigilancia, con controles de acceso selectivo a las instalaciones, con aplicaciones y software cortafuegos que defiendan la integridad y la salvaguardia de los ficheros contra la acción de los hackers o las prácticas maliciosas y el espionaje industrial y comercial de la competencia. Modelos y medios que han de estar coordinados por los responsables de seguridad que son claves y que no pueden quedar fuera de los organigramas de las empresas. Para saber qué pautas hay que seguir para incorporar estos medios, cualquier director de seguridad de las empresas debe determinar primero cuáles son las amenazas potenciales de la empresa. A continuación, dimensionar las fórmulas elegidas de protección y llevarlas a las rutinas internas de la empresa. Y por último, hacer seguimiento en el tiempo de los planes de seguridad, de las amenazas y de la eficiencia de los medios, del personal y de las herramientas implicadas en las acciones de protección. En todos los niveles.
Valores añadidos de la seguridad electrónica
Los sistemas de video vigilancia, en clave de seguridad electrónica, tienen, además, valores añadidos que hay que conocer. Hacen mucho por disuadir a la delincuencia simplemente con la presencia de cámaras de circuito cerrado. Las imágenes de estas cámaras también pueden ser parte de las pruebas en casos de acoso o de violencia en las instalaciones de la empresa o convertirse en registros que pongan nombre, fecha y lugar a los robos en las tiendas o en los almacenes. Unas cámaras de video vigilancia que ofrecen efectos colaterales positivos. Igualmente pueden hacer bastante por estimular la productividad de los trabajadores y, aún más, ayudar a reducir los costes de las pólizas de seguros. Y, por si fuera poco, no se pueden presentar demandas judiciales contra los sistemas de monitoreo con cámaras de circuito cerrado en dependencias interiores como contempla la ley. Unos sistemas de vigilancia que permiten el control de las instalaciones de la empresa y de sus recursos durante las 24 horas del día, los 365 días del año, dentro y fuera de los horarios comerciales. Un control que puede supervisar un director de seguridad y los mismos propietarios de las empresas desde sus teléfonos móviles apenas con una simple conexión a Internet. Así de fácil, así de eficiente.
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