La pérdida de la memoria es frecuente en adultos de edad avanzada, aunque también puede darse en personas más jóvenes. En ambos casos suelen ser los miembros de la familia del paciente los que identifican el problema y actúan en consecuencia.
Se trata de un problema que genera mucha preocupación, puesto que a menudo se asocia con el Alzheimer o con algún tipo de demencia senil que conlleva un grave deterioro cognitivo. Sin embargo, la mayoría de problemas relacionados con la pérdida de la memoria no están relacionados con la aparición de alguna demencia. De cualquier modo, es muy importante identificar la pérdida de memoria con prontitud y acudir al especialista para que realice la correspondiente evaluación.
Identificar la pérdida de memoria
Suele ser frecuente que las personas que comienzan a tener problemas de memoria no reconozcan su problema, de manera que es habitual que sean sus familiares cercanos los que detecten la anomalía. En este sentido, es importante saber diferenciar si se trata de perdidas de memoria leves que pueden englobarse dentro de la normalidad, como olvidar dónde hemos dejado las llaves u olvidar el nombre de una persona con la que no hemos tratado demasiado. En este caso, por lo general no hay nada de lo que preocuparse.
Cuando la persona empieza a tener problemas para realizar sus actividades cotidianas o cuando se muestra desorientada y confusa es cuando debemos preocuparnos y acudir al médico. Es recomendable que antes de ir al médico tengamos clara cierta información, como el tiempo que llevamos teniendo olvidos frecuentes, si estos han ido a peor, qué tipos de cosas olvidamos y de qué manera nos afectan tanto en nuestro hogar como en el entorno laboral y social. Entonces será el médico el que realizará un diagnóstico más preciso que indique si se trata de un problema que ha de ser tratado.
Diagnóstico y tratamiento. ¿Cómo debemos actuar?
Si se trata de un problema de demencia, el tratamiento se lleva a cabo desde un enfoque multidisciplinar. En función de la clase de demencia, de la fase en que se encuentre y de las características del paciente, puede ser necesaria la intervención de un psiquiatra, neurólogo, médico de familia, geriatra, logopeda, terapeuta ocupacional, psicólogo y fisioterapeuta. En el caso del Alzheimer, será el especialista el que diseñará el tratamiento más adecuado.
Respecto a los familiares cercanos, deben de tratar de abordar el problema con mucha paciencia y cuidado. Por supuesto, lo primero de todo es seguir las indicaciones del especialista. Si se trata de una fase inicial o leve, debemos procurar que la persona mantenga sus rutinas cotidianas y sus interacciones sociales. Serán también los familiares los que se encargarán de que el paciente se tome los medicamentos correctamente y de que realicen las actividades vinculadas al tratamiento. Ser diagnosticado con algún tipo de demencia es muy duro y complicado de asumir por el paciente. Por tanto, el apoyo emocional de la familia es fundamental para que resulte menos doloroso.
Patologías asociadas al déficit de memoria
Las patologías asociadas a las pérdida de memoria, que también afectan al pensamiento, el lenguaje y la conducta, son las formas comunes de demencia:
- Alzheimer
- Demencia frontotemporal
- Demencia por cuerpo de Lewy
- Hidrocefalia normotensiva
- Parálisis supranuclear progresiva
- Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob
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