Cuando nos referimos a cualquier aspecto patológico, estamos haciendo referencia a que existe un problema de salud latente. En el caso de que apliquemos este adjetivo a la personalidad, estaremos ante personas que tienen patrones de conducta o pensamiento poco saludables o incapacitantes para el día a día. Vamos a ver todo ello con más profundidad.
¿Qué es la personalidad patológica?
Debemos comenzar haciendo explícito que las personalidades patológicas son aquellas que reúnen una serie de signos cognitivos y conductuales que se alejan de lo que podríamos llamar un sano desempeño en la vida diaria.
Esto deja abierto un campo realmente amplio, y es que son muchos los comportamientos que se pueden advertir y clasificar creando diferentes categorías de personalidad patológica.
Con todo, debe quedar claro que el origen de este tipo de alteración de la conducta se suele deber a una serie de factores en los que se mezclan detalles biográficos y fisiológicos. Recientes estudios han demostrado que hay personas que tienen una natural inclinación genética a padecer trastornos de la personalidad, aunque este es un tema en el que aún no se ha profundizado lo suficiente.
Diferentes tipos de conducta patológica
No existe un tipo de conducta patológica. Es más, no existe un solo grupo de condutas de este tipo, por lo que conviene tener presente todos los grupos y tipos de conductas que se pueden encontrar.
De forma general, podemos hablar de tres grupos. El primero de ellos es el A y concentran personalidades con comportamientos excéntricos entre los que se incluyen trastornos como el paranoide, el esquizoide o el esquizotípico.
Si nos movemos a los trastornos del grupo B, encontraremos personas que manifiestan en su conducta rasgos o pensamientos dramáticos y excesivamente emotivos. A ellos se suman elementos impredecibles que hacen aún más complicada la vida de estas personas. Es en este grupo donde se pueden incluir trastornos de la conducta como la personalidad antisocial, el trastorno histriónico o el narcisista.
El último grupo, el C, suele estar relacionado con la ansiedad y el temor. Este es uno de los grupos que suele concentrar a un mayor número de pacientes por la incidencia que estas patologías tienen. Entre los trastornos concretos más comunes encontraremos el de personalidad por evitación, la personalidad dependiente y el trastorno obsesivo compulsivo.
Su tratamiento
Lo cierto es que en los últimos años ha mejorado muchísimo el tratamiento de este tipo de patologías. Se ha descubierto que la mejor herramienta para poder poner freno a los casos más graves es una combinación de medicación con terapia.
La terapia que ha dado mejores resultados al respecto es la cognitivo conductual llevada a cabo siempre por psicólogos profesionales. Asimismo, la medicación es exclusiva y concreta en cada caso, por lo que responderá a los síntomas de cada paciente.
En definitiva, los trastornos de la conducta son afecciones psicológicas mucho más extendidas de lo que se piensa.
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