El sobrepeso es una de las grandes lacras del siglo XXI. Y no solo cuando atañe a los adultos. En los niños, se trata de un problema de salud de igual o mayor gravedad que puede tener graves consecuencias en su desarrollo. Por ello, aquí queremos darte una serie de consejos para prevenir la obesidad infantil.
¿Qué factores determinan la obesidad infantil?
Se estima que, aproximadamente, el 80 % de los niños que sufren obesidad, continúan teniendo problemas de peso una vez que llegan a la edad adulta. Eso es consecuencia de los siguientes factores:
- Factores genéticos. Evidentemente, la constitución física que tiene el niño se debe a la combinación genética de sus progenitores. Hay personas que tienden a ser delgadas y otras que no. Aún así, esto debe considerarse como una predisposición, no como un factor decisivo.
- Herencia inculcada. El hecho de que los padres sean obesos influye notablemente en que surja este problema en los niños. En concreto, multiplica por cuatro el riesgo de sufrir sobrepeso si uno de los progenitores lo tiene y por ocho si lo sufren ambos.
- Factores ambientales. El seguimiento de una dieta hipercalórica durante la niñez, marcada por el abuso de alimentos ricos en azúcares y grasas, es otro elemento clave y, probablemente, el más importante para explicar la obesidad infantil. A esto habría que sumar la falta de actividad física y los hábitos de vida sedentarios. No olvidemos también que, entre el colegio y el tiempo que pasan haciendo los deberes, los más pequeños pueden pasar cada día entre 8 y 10 horas sentados.
¿Cómo evitar la obesidad infantil?
Podemos darte 5 consejos tan sencillos como eficaces para prevenir y combatir este problema:
- Cuidar el desayuno. Es la comida más importante del día para los niños (y también para los adultos). Debe estar compuesto por hidratos de carbono de absorción lenta y no por azúcares.
- Controlar el azúcar. Muchos productos a priori saludables como los zumos de frutas envasados esconden azúcares bajo sobrenombres como, por ejemplo, jarabe de maíz o concentrado de jugo. Evidentemente, también hay que evitar los procesados.
- Hacer ejercicio. Como mínimo, una hora al día cuatro veces a la semana. Sin embargo, esto debe inculcarse como una motivación, no como una obligación, sobre todo, si el niño ya tiene sobrepeso.
- Reducir el consumo de contenidos en televisión, ordenadores, tabletas electrónicas y móviles. Ese tiempo puede ser mejor empleado en realizar alguna actividad física que reduzca sus índices de sedentarismo y les ayuden a quemar calorías.
- Educación. Los alimentos no son un premio ni un castigo. Hay que enseñar al niño que debe comer de todo en su justa cantidad.
El manejo psicológico en niños y familiares de la obesidad infantil
El 30 % de los niños españoles tienen sobrepeso. Sin embargo, solo el 8 % de los padres lo reconoce. Por tanto, ahí está el primer paso. Una vez logrado, toca cambiar los hábitos alimentarios de toda la familia. Si solo se aplica al niño obeso, probablemente lo tome como un castigo y se sienta excluido, lo que se traducirá en una menor autoestima. Esto es aplicable también al ejercicio físico.
En definitiva, la obesidad infantil puede acabar generando problemas cardiovasculares, diabetes, falta de autoestima y de capacidad de relacionarse socialmente, así como falta de crecimiento y desarrollo. Por tanto, prevenirla y atajarla a tiempo se antoja fundamental si queremos que el niño crezca sano y saludable y tenga una vida completa tanto en el presente como en el futuro.
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