¿Qué es la Psicología y cuándo nació?
La psicología se podría definir como una disciplina o ciencia que investiga los procesos mentales, el comportamiento humano -tanto a nivel individual como social- y el análisis de la conducta humana. Etimológicamente significa el estudio -logia de la actividad mental – psico.
Ese estudio ha tenido diferentes enfoques a lo largo de la historia, como el cognitivo (centrado en los procesos internos, pensamientos, razonamientos, memoria…) o el conductual (conductas observables), pero también otros posteriores como el humanismo que se centraba en las relaciones humanas o el psicoanálisis más centrado en los procesos inconscientes, la neurociencia, estructuralismo, Gestalt, etc.
Pero ¿Cuándo nació la psicología? Lejos de entrar en detalles sobre esta ciencia que no es de mi ámbito de competencia, sí quisiera hacer una breve introducción para poner al lector en situación del tema que posteriormente nos ocupará y ese es el que el título bien indica. Pues bien, la psicología como muchos de los lectores ya sabrán, hasta la publicación de la obra “Principios de la psicología fisiológica” de Wundt en 1873 y 1874 y la posterior apertura del primer laboratorio de psicología experimental en 1879, no estaba separada de la filosofía. Fue tras esta separación que formalmente se podría decir que se dio paso al nacimiento de la “psicología experimental” y con ello al nacimiento de la psicología científica.
Pero antes de este importante nacimiento y de esa anterior filosofo-psicología ¿Se conoce que hubiera alguna disciplina o estudio de la mente y comportamiento humano? La respuesta es afirmativa y con ello empieza a desarrollarse el punto de encuentro entre ese yoga y la conjunción “y” psicología, como ese “enlace” entre ambas proposiciones o palabras llenas cada una de su propio significado.
Los inicios del Yoga
Los antiguos yoguis de la India que practicaban la meditación fueron los primeros psicólogos del planeta. Desarrollaron diferentes técnicas de perfeccionamiento de la mente que han perdurado hasta nuestros días. Mediante el entrenamiento de esta exhaustiva técnica o práctica meditativa, el practicante alcanzaba a desarrollar una mente más clara, concentrada y serena, lejos de la mente ordinaria o reactiva que estaría llena de dispersión, confusión, agitación, apego a pensamientos destructivos o neuróticos; una mente ordinaria que suele viajar al pasado o proyectarse hacia el futuro, con encadenamientos subconscientes y un largo etc. que han sido motivo de tanto sufrimiento.
Desarrollaron un sistema para cultivar una mente lo suficientemente limpia y en quietud como para poder conectar con una paz interior que dejaría entrever lo que en realidad somos, “ese ser” inmortal que siempre permanece, que nada tiene que ver con la identificación de nuestros procesos mentales y nuestro ego. Un “purusha”, palabra en sánscrito que utiliza la tradición para referirse a ese “ser” o “esencia” inmutable, bien diferenciado de la “prakitri” o materia que siempre está en constante cambio, que es perecedera y de la que también forma parte la mente.
Una técnica meditativa de la que empezaré a hablar en sucesivos artículos y que tanto tiene que aportarnos en la actualidad. No sólo nos servirá para aquietar nuestra mente, sino también para “observar” nuestra actitud hacia nosotros mismos y hacia los demás. De alguna manera, nos permitirá ser un poco “auto psicólogos” o testigos de nosotros mismos para poder detectar comportamientos dañinos o insanos y poner el remedio necesario.
Un comentario
Genial, estaba googleando información de yoga y psicología y me has aparecido tu!!!! Fantástica!!! Qué casualidad… cuando he leído tu nombre, UAU coincidència que fueras tu. Soy Laura de síntesis! Thanks por el artículo