Es muy común hoy en día encontrar a personas con dolores musculares, especialmente en la espalda. La razón de estos dolores puede ser causada por el síndrome de dolor miofascial. Por ello, vamos a conocer de qué se trata.
¿Qué es el síndrome de dolor miofascial?
El dolor miofacial se conoce como aquel provocado por los puntos gatillo, los cuales podemos encontrar dentro de bandas tensas en músculos o el tejido conectivo que los recubre llamado fascia. Los puntos gatillo pueden ser activos, cuando provocan dolor continuadamente sin necesidad de ser presionados, o latentes, los cuales inducen dolor únicamente al ser estimulados por presión.
Estos puntos gatillo producen altas cantidades de dolor, pero podremos apreciar que si realizamos presión sobre ellos, a menudo el dolor se traslada a otras partes del músculo. Esto sucede debido a que el origen de esta tensión es frecuentemente el estrés y la ansiedad, además de malas posturas. Es por ello que una persona preocupada por su trabajo podría comenzar por padecer dolores de estómago, que terminen por desplazarse a la zona de la escápula izquierda.
Causas del dolor miofascial
El primer paso para una recuperación satisfactoria es tratar el problema desde la raíz, es decir, solventar lesiones musculares o emocionales que puedan estar produciendo el síndrome de dolor miofascial. Después de esto, podremos empezar a tratar los puntos gatillo y su banda tensa.
En un músculo sano, las fibras musculares se estiran y contraen acorde con los movimientos realizados por la persona. Por el contrario, en una banda tirante se ocasionan puntos gatillo, que hacen que parte de esa fibra muscular permanezca incesantemente contraída en un punto y estirada a lo largo de la banda. La combinación de varios puntos gatillo en una misma banda, provoca que la circulación de la sangre no sea la adecuada, lo que desencadena en mala recepción de nutrientes y, lo más importante, en un mal drenaje de toxinas en la zona.
Tratamiento del sindrome miofascial
Para desintoxicar esta zona tensa del músculo, debemos ejercer una presión sobre ella. Un tratamiento preiliminar, que además podemos utilizar sobre nosotros mismos, se realizará con una pequeña pelota, la cual colocaremos entre la parte afectada y una pared. Realizando presión y pequeños movimientos que masajearán el músculo, provocaremos un mejor riego sanguíneo en esa zona. Deberemos realizar esta práctica durante unos 5 minutos, 2-3 veces al día, y tras 10 días habremos conseguido eliminado casi por completo este dolor.
Otras técnicas incluyen la punción seca, procedimiento llevado a cabo por un profesional, quien inserta una aguja en el punto afectado para simular los síntomas, promoviendo una disminución en la excitación del músculo. Por otra parte, también podemos usar el masaje con hielo, para ello envolveremos un hielo con una tela y a través de un masaje circular buscaremos calentar el músculo, lo que indicará un aumento en el riego sanguíneo. Así mismo, podemos recurrir a la electroterapia analgésica siempre con ayuda de expertos o más tradicional y como para cualquier músculo, aplicando calor lo que fomentará la relajación del músculo y aliviará el dolor.
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