Ya en la época de los romanos este tipo de aguas alimentaban sus termas y se convirtieron en un elemento de gran importancia, estableciendo circuitos de baños de agua a diferentes temperaturas y con distintas propiedades. Lo mismo ocurrió con los baños árabes donde el uso de las aguas mineromedicinales eran el camino para conseguir una mejora importante de la salud. Fue en el siglo XIX cuando los balnearios aparecieron en España y comenzaron a emplear este tipo de aguas para realizar tratamientos de belleza y diversas terapias.
¿Qué son las aguas mineromedicinales?
Las aguas mineromedicinales son aquellas aguas que debido a su composición química tienen una serie de propiedades terapéuticas. Las aguas mineromedicinales emergen a la superficie portando la riqueza del subsuelo y proporcionando salud y bienestar a las personas que se sumergen en ellas o que las consumen.
Existen diversos tipos de aguas de estas características. Su clasificación depende del contenido de un anión o un catión. Para poder considerar un agua de un tipo determinado debe contener como mínimo el 20 % de dicho anión. Un agua mineromedicinal puede compartir varias características de una clasificación y suelen presentar ciertos oligoelementos que son responsables de sus efectos en la salud. A continuación, os mostramos la clasificación existente en este tipo de aguas.
Tipos de aguas mineromedicinales
Los principales grupos de aguas existentes son:
- Aguas cloruradas. En ellas el anión que predomina es el cloruro y los cationes como el sodio, el calcio o el magnesio también están presentes. La mineralización total es mayor de 1 g/L. Las aguas de mineralización alta que presentan un contenido de más de 50 g/L suelen ser frías y las de baja mineralización suelen ser cálidas. Los usos fundamentales de este tipo de aguas en spa se enfocan en trastornos de reumatología, dermatología, otorrinolaringología, para afecciones crónicas y en estados de agotamiento.
- Aguas sulfatadas. Contienen aniones sulfato con diversos cationes. Si se ingieren suelen ayudar a expulsar la bilis retenida en la vesícula biliar y se emplean en alteraciones digestivas principalmente.
- Aguas sulfuradas. Presentan un contenido superior a 1 mg/L de azufre. Tienen un olor característico a huevos podridos y pueden presentar materia orgánica que supone un aporte extra de azufre. Este tipo de agua está especialmente indicada para el tratamiento de procesos reumáticos, dermatológicos, otorrinolaringólogos y respiratorios.
- Aguas bicarbonatadas. Presentan baja mineralización y suelen ser frías. Se emplean sobre todo bebidas y su uso ayuda en procesos digestivos.
- Aguas carbogaseosas. El contenido en carbónico libre es superior a 250 mg/L. Son estimulantes de la secreción gástrica. En balnearios suelen emplearse como vasodilatadoras favoreciendo la dilatación de las arterias.
- Aguas radiactivas. Contienen radón en concentraciones superiores a 67,3 Bq/L. Su uso en tratamientos realizados en un spa ayuda al sistema neurovegetativo, endocrino y al sistema inmunitario.
- Aguas oligometálicas o de débil mineralización. Presentan una mineralización total entre 50 y 500 mg/L. Se emplean como agua de mesa ya que suelen presentar una función diurética. Se utilizan sobre todo en litiasis renales úricas y cistínicas.
- Aguas ferruginosas. Se caracterizan por tener un contenido en hierro de más de 1 mg/L. Presentan una biodisponibilidad de hierro alta por lo que suelen emplearse como aporte de este mineral en el organismo.
Como verás, los tipos de aguas mineromedicinales son muy diversas y es que su uso en balnearios y spas es fundamental como complemento a la curación de determinadas dolencias. Si estás interesado en todo esto, seguro que podrías plantearte la formación para trabajar en este sector. No dejes de solicitarnos información acerca de nuestro curso de técnico en balneoterapia y spa. Te daremos toda la información con detalle y sin compromiso, ¡Anímate!