La balneoterapia es un conjunto de tratamientos y terapias que ha ganado adeptos durante los últimos años. De hecho, se ha mostrado muy efectiva a la hora de tratar enfermedades como, por ejemplo, la fibromialgia, la artritis y la dermatitis. Por ello, si no tienes claro qué es y cómo se realiza, presta atención. Aquí te lo vamos a explicar en detalle.
El origen de la balneoterapia
Oficialmente, para encontrarlo debemos remontarnos al siglo XVIII. En aquella época, dentro de algunos países de Europa Central como Hungría, empezaron a recomendarse curas termales para paliar las deficiencias fármaco medicinales propias de la época. Sin embargo, hay constancia de los galenos de la Antigua Grecia ya recomendaban este tipo de terapias para sanar multitud de enfermedades. Una tradición que heredaron los romanos y muchos otros pueblos posteriores.
¿Qué es la balneoterapia?
El concepto de balneoterapia puede traducirse, literalmente, como ‘terapia de baño’. Se trata de un conjunto de tratamientos destinados a curar enfermedades, paliar síntomas dolorosos o molestos y preservar la salud y el bienestar. Estos se basan, fundamentalmente, en baños termales y combinan agua caliente y fría con masajes para favorecer la estimulación o la relajación de los sistemas orgánicos, según cuál sea la necesidad del individuo.
Muchas personas confunden balneoterapia con hidroterapia ya que los tratamientos de ambas son parecidos. Sin embargo, la diferencia está en la composición del agua. Las aguas termales de los balnearios están cargadas de minerales como, por ejemplo, el selenio, el sílice o el sulfuro, los cuales les proporcionan unas cualidades medicinales concretas.
¿Qué beneficios aporta la balneoterapia a la salud?
Los tratamientos basados en ella ofrecen un sinfín de beneficios para la salud:
- Estimulan el tono muscular y los sistemas nervioso, locomotor y digestivo.
- Reducen las molestias musculares y tensionales.
- Alivian la inflamación.
- Eliminan toxinas y células muertas debido a que estimulan la producción de sudor.
- Disminuyen la severidad de los dolores crónicos.
- Suprimen los dolores de cabeza y los cervicales.
- Son muy útiles para controlar el estrés y la ansiedad.
- Mejoran la circulación de la sangre.
- Aceleran la recuperación y cicatrización de heridas procedentes de cirugías o de traumatismos.
- Incrementan la capacidad respiratoria del individuo. Incluso son útiles para combatir la sinusitis, las alergias, el asma o la bronquitis, así como para curar resfriados y gripes.
Aspectos a considerar antes de someterse a una balneoterapia
Cualquier persona puede someterse a un tratamiento de balneoterapia. Sin embargo, en caso de sufrir determinadas patologías, es recomendable que antes consultes a tu médico. Son estas:
- Insuficiencias cardíacas, respiratorias, digestivas, endocrinas o hematológicas.
- Infecciones en fase aguda.
- Problemas de hipertensión.
Esto se debe, principalmente a que los contrastes entre agua fría y agua caliente pueden provocar reacciones exageradas del sistema inmune o una mala respuesta del sistema cardiovascular.
En definitiva, la balneoterapia puede resultarte muy útil para combatir multitud de problemas de salud que no te estén dejando llevar una vida normal. Los tratamientos se basan en inmersiones en agua fría o caliente, así como en masajes con agua en movimiento que, además, tienen un carácter muy relajante y agradable.
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