En las terapias naturales y alternativas nuestra mente debe permanecer abierta para enlazar distintos conceptos que las ciencias más racionales estudian separadamente. La unión del cuerpo con la mente, los puntos reflejos para tratar distintas partes del organismo interno, el uso de la naturaleza para sanarnos… Existe una conexión del todo con el todo aunque no se aprecie visualmente. Los alumnos del curso de Naturopatía de ISED deben comprender que la razón no lo es todo para entender la profesión del naturópata.
Tenemos la manía de pensar que lo que no se ve no existe y ése es un gran error. Un error, que como es de partida, nos lleva sin ningún remedio a conclusiones fallidas, paradigmas equivocados y mina la confianza de la gente, en cuanto a la credibilidad entre otras, de las terapias naturales.
Pongamos un ejemplo de cómo se va moldeando la percepción de lo que existe y lo que no. En 1590 por Zacharias Janssen inventa el microscopio. Solo después de que se vean para nosotros son reales las bacterias, virus, etc. Como consecuencia del desconocimiento de la existencia de los microorganismos era escandalosa la tasa de mortalidad de mujeres en partos, ya que los cirujanos no se lavaban las manos porque no lo veían necesario al no existir peligro aparente entre paciente y paciente. Y así fue hasta el siglo XIX.
La percepción de nuestra realidad es solo un patoso esquema donde hay información relevante que pasa desapercibida o invisible ante nuestros sentidos. Durante estos últimos siglos hemos almacenado cantidades ingentes de datos sobre los mecanismos de funcionamiento de músculos, tejidos, células y un largo etcétera, aislándolos de su contexto y perdiendo la perspectiva global, la única que permite atisbar su trasfondo.
Cuando se trata de la salud y de la vida, las visiones parciales no conducen a ninguna parte. La salud y la vida se resisten a ser analizados o interpretados en términos exclusivos de razón y funcionamiento mecánico. No pueden ser objeto de laboratorio.
Hay algo que escapa a esos análisis mecanicistas, quizás lo más importante y fundamental: aquello que nos conecta con el ‘Misterio’, con ese elemento sutil e inexplicable desde la razón ante el cual solo cabe estar presente con agradecimiento y admiración abriéndose a sus dictados con el máximo respeto y humildad. Ésta es la única actitud que permite comprender e interactuar con la Vida y el Planeta que la sustenta, una actitud que va más allá de la razón, que tiene que ver con el observar sereno y desprejuiciado, con sentir desde la empatía y con la paciente espera de la respuesta anhelada.