El quiromasaje o masaje con las manos y las técnicas orientales de masaje son en la actualidad de las técnicas más empleadas para garantizar el bienestar de pacientes que tengan problemas en los tejidos blandos del cuerpo. Descubre aquí sus diferencias y algunos rasgos que seguro que te ayudarán a comprender mejor los secretos de ambas disciplinas.
El quiromasaje, una historia muy reciente
No hay que olvidar que los masajes se llevan practicando desde hace milenios, aunque cada técnica concreta es un mundo.
Así, el masaje con las manos, quiro significa manos, tiene su origen en la obra del doctor Vicente Lino Ferrándiz García, quien los desarrolló durante el siglo XX para obtener una solución que pudiese ayudar mejor a sus pacientes.
Lino Ferrándiz se basó en varias técnicas en las que él mismo tenía experiencia. Hablamos tanto de los masajes orientales como de otras prácticas como el masaje sueco o el turco y, además, los profesionales de la actualidad han incluido otra gran variedad de complementos como la acupuntura para mejorar sus efectos.
De esta forma, los orígenes del masaje con las manos son los de una técnica que combinada retazos de otras, aunque lo cierto es que hoy debe ser visto más como una técnica con carácter propio que como una simple combinación de elementos de otras.
Como su propio nombre indica, este tipo de masaje se lleva a cabo de forma exclusiva con las manos, por lo que la acción del masajista es muy concreta para afectar directamente a esas zonas que pueden tener cualquier tipo de lesión.
Su capacidad curativa es bastante alta e incluso ha llegado a superar a muchas de las técnicas en las que se basa su acción. Con todo, lo mejor es siempre que un médico diga si se trata o no del tratamiento adecuado para cada tipo de dolencia, aunque esta información también puede obtenerse acudiendo a un quiromasajista profesional.
Los tipos de masajes orientales
Encasillar a todas las técnicas que se esconden bajo la etiqueta de masajes orientales es complicado. Eso sí, lo que tienen en común es que intentan que la experiencia del masaje abarque también a la mente, por lo que se utilizan músicas, aceites aromatizados y otros elementos capaces de crear un ambiente en el que el cuerpo responde relajándose y en el que el masaje termina siendo la culminación de un proceso muy completo.
Hablamos de técnicas como los masajes ayurvédicos, el balinés, el hawaiano o el masaje a cuatro manos, prácticas que son capaces de mejorar el sistema inmune, hacer desaparecer estados mentales como la ansiedad o la depresión y, por supuesto, curar dolencias físicas relacionadas con daños en la musculatura.
En definitiva, tanto el masaje con las manos como el masaje oriental son técnicas que hoy pueden ayudar a muchos a superar una lesión. No obstante, por sus propiedades, tampoco conviene dejar de lado que ambas terapias se pueden emplear de forma preventiva para mejorar la calidad de vida en muchos sentidos, algo que no hay que dejar de aprovechar siempre que se tenga la oportunidad.