El linfedema es una enfermedad crónica que podría condicionar la calidad de vida de quienes la padecen. Casi un 30% de las mujeres que sufren de linfedema, manifiestan que las molestias derivan de la acumulación de líquidos en alguna extremidad. Controlarlo en sus etapas iniciales es crucial para que afecte lo menos posible el bienestar de los pacientes. Es de suma importancia poder sensibilizar sobre esta patología que causa problemas en la forma de vivir de las personas.
¿Qué es?
El linfedema es una afección en la que el líquido linfático no drena adecuadamente. El líquido se puede acumular en los tejidos y causar hinchazón. Esto ocurre cuando parte del sistema linfático está dañado o bloqueado, como durante una cirugía para extirpar los ganglios linfáticos o durante la radioterapia. Los cánceres que bloquean los vasos linfáticos pueden causar también linfedema.
El linfedema generalmente afecta un brazo o una pierna; sin embargo, también puede afectar otras partes del cuerpo, como la cabeza y el cuello. Es posible notar síntomas en la parte del cuerpo donde se tuvo la cirugía o donde se recibió radioterapia. La hinchazón normalmente se presenta lentamente, con el tiempo y puede presentarse durante el tratamiento o muchos años después del mismo.
Causas
Muchas son las causas que pueden derivar de el linfedema, la idea es conocer cada uno de esos factores de riesgo que puede presentar esta patología:
- Extracción de ganglios en axila, pelvis, ingle o cuello.
- Radioterapia en axila, pelvis, ingle o cuello.
- Mayor número de ganglios extirpados.
- Exceso de peso y obesidad.
- Cicatrización lenta de la piel tras una cirugía.
- Tumor que afecta o bloquea los ganglios o conductos linfáticos de cuello, tórax, axila, pelvis o abdomen.
El linfedema puede surgir de igual forma, como un problema tras una cirugía o la radioterapia para casi todos los tipos de cáncer, pero su incidencia es más común para:
- Cáncer de seno.
- Cáncer de próstata.
- Cánceres en la zona pélvica (vejiga, pene, testículos, endometrio, vulva o cuello uterino).
- Linfoma.
- Melanoma.
- Cánceres de cabeza y cuello.
Tratamiento
El tratamiento consiste, por un lado, en fármacos, y por otro, en distintas terapias, especialmente de fisioterapia.
En cuanto a los fármacos, se puede utilizar puntualmente los antibióticos para tratar las posibles infecciones, medicamentos para tratar eczemas, etc. Lo mejor es cumplir con los siguientes pasos:
- Hacer ejercicios específicos. Estos ejercicios serán prescritos por un especialista y se deberán realizar unos u otros en función de la zona afectada.
- Drenaje linfático manual. Es una de las terapias más eficaces y consiste en un masaje específico destinado a desplazar el líquido atrapado en la extremidad hinchada hacia una zona con vasos linfáticos en funcionamiento. Para que sea eficaz, debe hacerse periódicamente.
- Vendas u otras prendas de compresión. El uso de estas vendas, mangas, medias, etc. favorece que el líquido linfático vuelva a fluir.
- Presoterapia. Esta técnica también es muy usada en estética, consiste en colocar sobre la extremidad afectada una bomba que la infla de forma intermitente. La presión ejercida aleja el líquido linfático de los dedos de las manos o de los pies.
- Cuidados especiales. La extremidad afectada deberá recibir cuidados especiales, mucha hidratación, evitar golpes, pues las heridas en esta zona pueden empeorar los síntomas y provocar complicaciones, como fibrosis o infecciones.
En algunos casos, pueden ser útiles determinadas intervenciones, como:
- Trasplante de ganglio linfático. Se extrae de una zona diferente del cuerpo y se une a la red de vasos linfáticos de la extremidad afectada. Es más eficaz cuando el linfedema no está muy afectado.
- Nuevas vías de secreción. Crear nuevas conexiones entre la red linfática y los vasos sanguíneos. También se recomienda en estadios temprano.
- Extirpación del tejido fibroso. La eliminación de parte del tejido endurecido puede mejorar el funcionamiento de la extremidad. Se realiza sobre todo en casos graves y avanzados.
Cómo prevenirlo
El linfedema puede progresar rápidamente, por eso requiere de cuidados constantes, tanto como para aminorar los síntomas como para prevenir el progreso. Por eso aquí se presentan algunos consejos para prevenirlo.
- Mantener un peso saludable. Si la persona tiene sobrepeso, se deben tomar medidas positivas para manejar su peso después de un diagnóstico de cáncer. Esto puede ayudar a reducir su riesgo de desarrollar linfedema.
- Cambie de posición. Lo mejor es evitar estar de pie o sentado durante largos períodos de tiempo. No cruzar las piernas cuando esté sentado. Apoyarse en almohadas cuando esté en la cama. Una posición derecha mejora el drenaje linfático.
- Use ropa suelta. Si se tiene riesgo de desarrollar linfedema de la cabeza y el cuello, lo recomendable es no usar prendas con escote ajustado. Quienes tienen riesgo de desarrollar linfedema de piernas, deben protegerse los pies usando calzado cerrado. Evitar usar chancletas y sandalias. Quienes tienen riesgo de desarrollar linfedema de brazos, deben evitar usar prendas y joyas ajustadas que les pinchen o pellizquen el brazo o la mano, como lo hace una manga o una pulsera ajustada. Esto puede provocar la acumulación de líquido.
- Limite el tiempo de exposición al calor o frío extremos. Evitar saunas o jacuzzis. Limitar las duchas calientes a menos de 15 minutos. No aplicar almohadillas térmicas ni hielo en las áreas hinchadas.
- Saber cuándo buscar atención médica. Es necesario llamar a un equipo de atención médica si se presenta alguno de los siguientes signos de infección : Temperatura mayor a 38 grados Celsius o piel caliente al tacto.
Se puede decir que el linfedema es una patología infravalorada por la mayoría de los médicos al considerarse como incurable y poco frecuente, pero desafortunadamente su frecuencia va en aumento ya sea por iatrogenia, asociación a síndrome post-flebítico o simplemente por mayor diagnóstico.
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