Un masaje de tórax, el cual se centra en trabajar los músculos que se encuentra tanto dentro como alrededor del pecho, implica una gran variedad de técnicas que van enfocadas a disminuir el dolor muscular y la tensión. Desde lactantes hasta personas adultas se pueden beneficiar de este tratamiento con el que se tratan enfermedades respiratorias como el asma, hasta algunas condiciones neurológicas como esclerosis.
Beneficios del masaje de tórax
Un quiromasajista especialista en realizar masajes de tórax, tiene la capacidad de ayudar al paciente en numerosos aspectos. Por ejemplo, con esta técnica se ayuda a drenar las secreciones provocadas por catarros así como a desarrollar los pulmones. Igualmente se tratan y previenen infecciones pulmonares, contribuye a aliviar la sensación de falta de aire y optimiza la función de los inhaladores. Por supuesto, también puede usarse como cuidado tanto pre como post operatorio en caso de haber sufrido una cirugía toraco-abdominal.
Maniobras para realizar un masaje de pecho
Para conseguir el objetivo de este masaje se deben colocar las manos sobre el esternón haciendo un poco de presión y deslizarlas por debajo de la clavícula hacia los hombros. Otra maniobra es hacer presión en los hombros intentando pegarlos lo máximo posible hacia la superficie en la que está apoyado el paciente.
Para aumentar el movimiento inferior del pecho, hay que empujar el tórax en sincronía con la respiración.
Para ello se deben colocar las manos al lado de las costillas o ambas sobre el centro del pecho y empujar hacia abajo. Para aumentar el descenso de las costillas sobre el abdomen, al igual que en el caso anterior, se debe empujar hacia abajo con ayuda de las manos, pero esta vez desde el abdomen. De igual manera los movimientos deben estar en sincronía con la respiración.
Técnicas manuales del masaje de tórax
Percusiones torácicas. Se trata de vibraciones que se realizan con las puntas de los dedos o con las manos en el instante en que el paciente suelta el aire de sus pulmones. Con esta técnica que logra despegar de las paredes del tórax las posibles secreciones existentes facilitando su expulsión.
Drenaje postural. A través de distintas posturas se facilita el drenaje del cuerpo para llevar las secreciones hacia fuera. Las posiciones que más se usan son sentado o de lado ya que de esta manera el cuerpo se esfuerza más y por consiguiente, aumenta el flujo de dichas secreciones.
Compresión torácica. Sobre el esternón y mediante presiones realizadas a modo de abrazo, se mejora la capacidad para exhalar. En el caso de los lactantes, se aplican pequeñas presiones con la palma de la mano.
También existen más técnicas distintas de ejercicios de respiración como por ejemplo la respiración forzada, la respiración diafragmática o la expansión torácica. Estos ejercicios son particularmente interesantes para personas pertenecientes a la tercera edad, para atletas o para aquellas que padecen respiración corta o asma.
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