El masaje, por regla general, tiene unos efectos benéficos inmediatos sobre la piel. Actúa sobre las capas profundas, las cuales se unen a los vasos sanguíneos, el sistema nervioso y las glándulas sebáceas.
En suma, las consecuencias sobre la piel se producen tanto a nivel estético como fisiológico. Con el tiempo, la piel se vuelve más elástica y tersa, con un aspecto más juvenil. Asimismo, a través de la vasodilatación periférica, los músculos desarrollan hiperemia (un aumento del flujo sanguíneo) y se eliminan los depósitos de grasa, de modo que resulta una forma muy práctica para eliminar la celulitis. En suma, el masaje, a través de la piel, mejora el buen funcionamiento del resto del organismo, aumentando su bienestar.
Efectos instantáneos sobre la piel
Algunos de los efectos inmediatos del masaje sobre la piel estriban en una subida corporal de temperatura de dos a tres grados centígrados, lo que activa al instante, el riego sanguíneo, así como el incremento del nivel de oxígeno. A la larga, esto beneficia también a las partes blandas.
Otro de los efectos es la eliminación de las células muertas, las cuales se acumulan sobre la superficie cutánea, lo que puede provocar obstrucción de poros y, en personas con tendencia acneica, aumenta la creación de lipomas. Además, así también se eliminan los pequeños organismos que habitan en estas células u otras sustancias tóxicas, así como la producción excesiva de sebo (que podría acabar en pus). Se regula igualmente el sistema linfático, con un efecto drenante, e incluso se calman las contracturas musculares.
Efectos a largo plazo
Al aumentarse la elasticidad de la piel, también se influye directamente sobre la propia capacidad de trabajo de los músculos. Y, al anestesiarse las terminaciones nerviosas, se induce un efecto analgésico en el resto del cuerpo, lo que conlleva, a su vez, una relajación psíquica (muy necesaria en estos tiempos de estrés). Se incrementa igualmente el aporte de nutrientes a los tejidos que se hallan a una mayor profundidad, de modo que los líquidos intersticiales vuelven a ponerse en funcionamiento, y se sobrestimula el metabolismo celular. Al descontraerse los músculos, se produce una placidez general, traducida en un mejor descanso por las noches y una evitación de los estados de ansiedad y nerviosismo.
Qué productos usar y cómo prevenir irritaciones
Todos los geles y cremas que se usen deben ser hipoalergénicos, esto es, con ingredientes aptos para el mayor número de pieles posibles.
En cualquier caso, el masajista deberá verificar qué tipo de producto se ha de usar para cada paciente, en función de su tipo de piel. Se debe rehuir también de aquellos que contengan perfume o alcohol. Así, se puede elegir en el mercado entre una gran variedad de aceites de almendras, cremas con dosificador o incluso hielo portátil. Un buen producto evitará, en la medida de lo posible, irritaciones o reacciones adversas en el paciente. Se ha de rehuir, igualmente, de una presión fuerte y excesiva. El uso de cremas hidratantes también evitará la aparición de irritaciones.
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