Educar a las personas en el correcto uso de los fármacos, previene la resistencia y optimiza los recursos. El propósito de su adecuado uso, es para curar, detener o prevenir enfermedades; para aliviar síntomas o sanar padecimientos que cumplan una acción favorable al organismo. Los avances en los medicamentos han hecho posible que los médicos curen muchas enfermedades y salvan muchas vidas. Es por eso que es muy importante conocer qué son los fármacos.
¿Qué son los fármacos?
Un fármaco es una molécula bioactiva que en virtud de su estructura y configuración química puede interactuar con macromoléculas proteicas, generalmente denominadas receptores, localizadas en la membrana, citoplasma o núcleo de una célula, dando lugar a una acción y un efecto evidenciable.
También se definen los fármacos como cualquier sustancia que no sea alimento, y que se use para prevenir, diagnosticar, tratar o aliviar los síntomas de una enfermedad o afección. Los fármacos son una parte importante de la vida cotidiana, y sus usos van desde ayudar a aliviar un dolor de cabeza hasta bajar la presión arterial para prevenir una enfermedad cardíaca.
Desde el punto de vista legal existen dos categorías de fármacos: los que requieren prescripción médica y los que no la requieren.
Los fármacos de prescripción (los considerados seguros estrictamente para el uso bajo control médico) sólo se pueden vender con una prescripción (receta) extendida por un profesional autorizado con reconocimiento estatal para esta actividad (por ejemplo, médicos, odontólogos, podólogos, profesionales de enfermería, asistentes médicos o veterinarios).
Los fármacos de venta libre (los considerados seguros para su uso sin supervisión médica, como la aspirina o ácido acetilsalicílico) están disponibles sin necesidad de prescripción médica. En los distintos países hay organismos competentes (la FDA en Estados Unidos) que deciden qué medicamentos o fármacos requieren prescripción médica y cuáles son de libre disposición.
Efectos adversos, efectos secundarios y efectos colaterales que puede ocasionar un fármaco.
Efectos adversos
Una reacción adversa a un fármaco (o efecto adverso) es un término muy amplio que se utiliza para referirse a los efectos no deseados de un fármaco que provocan malestar o resultan peligrosos.
Se trata de cualquier reacción nociva, indeseable, que se presenta con las dosis que normalmente se utilizan para el tratamiento en cuestión de la enfermedad que se quiera tratar, para prevenir o para incluso, diagnosticar. Existen dos tipos de reacciones adversas:
Las reacciones tipo A: suelen ser predecibles según la acción que realiza el fármaco (p.ej., la aparición de hemorragias o hematomas en el tratamiento con anticoagulantes orales, aparición de úlcera gástrica por la toma de AINES, quemadura en la zona de inyección durante pruebas radiodiagnósticos con yodo). Aproximadamente el 70-80% de las reacciones adversas que aparecen, suelen ser de este tipo. En un principio dicha reacción desaparece reajustando la dosis.
Las reacciones tipo B: son efectos inesperados, diferentes de las acciones conocidas del fármaco. Son reacciones debidas a una respuesta inmunológica alterada a dicha acción del fármaco o puede que sea debido a una deficiencia desconocida en la vía metabólica. Para que desaparezca dicha reacción hay que suspender de inmediato la toma del medicamento.
Efectos secundarios
Es un efecto que surge como consecuencia de la acción fundamental del medicamento, pero que no forma parte inherente a ella, como por ejemplo: cuando se retienen líquidos (sobre todo en verano con el calor) se toman diuréticos para ayudar a eliminar ese líquido, pues bien, cuando ese fármaco realiza su acción sobre el cuerpo, se pierden también minerales y electrolitos, entre los que se encuentra el sodio, provocando un déficit del mismo, llamado hiponatremia.
Hay veces que se aprovechan estos efectos secundarios como indicación principal. Es el caso de la archiconocida DORMIDINA. Su principio activo es la Doxilamina, es un antihistamínico de primera generación que provoca somnolencia. La indicación principal de los antihistamínicos es la del tratamiento de reacciones alérgicas, pero este es un ejemplo de “aprovechemos sus efectos secundarios”. Otros antihistamínicos que también provocan somnolencia, pero no tanto, son los de segunda generación tipo Cetirizina, Loratadina o Ebastina, cuya principal indicación es la de medicamentos antialérgicos.
Efectos colaterales
Este es un término que apenas se utiliza ya que se han unificado prácticamente en el concepto de reacción adversa, y se refiere a una consecuencia no buscada que forma parte de la propia acción farmacológica de un medicamento. Un ejemplo claro es el del grupo de los anticolinérgicos que se emplean en el tratamiento para la enfermedad pulmonar obstructiva crónica que provoca sequedad en la boca.
Riesgos que pueden ocasionar los fármacos
- Intoxicaciones.
- Náuseas.
- Diarrea.
- Gastritis.
- Falta de efectividad.
- Dependencia.
- Adicción.
- Interacción con otros medicamentos.
Recomendaciones
La principal recomendación para los pacientes es no automedicarse ya que esta práctica podría conllevar graves daños hacia la salud, especialmente cuando se trata de antibióticos, ya que estos pueden hacer que se desarrolle resistencia, afectando tratamientos futuros.
Los pacientes, deben evitar pedir recomendaciones en farmacias y droguerías y en general a cualquier persona diferente a un profesional de la salud. Las mujeres embarazadas deben tener precauciones adicionales ya que no deben consumir ningún medicamento durante el primer trimestre del embarazo a menos que lo indique su médico tratante.
Antes de finalizar la consulta pregunte a su médico, si le quedaron dudas con respecto a detalles del tratamiento con el medicamento, cuando su medicamento le sea entregado cerciórese de la fecha de vencimiento. Finalmente, es muy importante cumplir en su totalidad el tratamiento como lo indica el médico tratante de cualquier patología, especialmente si éste incluye antibióticos.
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