Hay una serie de accidentes que se ven con mucha frecuencia en las clínicas veterinarias. Normalmente se deben al exceso de “curiosidad” del animal, sobre todo en perros jóvenes que quieren experimentar. Las intoxicaciones son, quizás, de los más frecuentes. Por esta razón formamos a los alumnos del curso de auxiliar veterinario en primeros auxilios para poder atender a los propietarios de mascotas que llaman a la consulta alertando que su perro ha ingerido algo que no tocaba y ofrecer una primera atención antes de dirigirse a la clínica para que el veterinario trate al paciente. Esta, en muchos casos, puede salvar la vida del animal.
Hay muchos productos que pueden ser ingeridos por el perro y provocarle intoxicación. En cualquier caso, se trata de una urgencia y necesita curas inmediatas y la hospitalización o monitorización del animal.
Será importante que el propietario pueda informar, si es posible, sobre el tipo de intoxicación enseñando el envase al veterinario o avisándolo por teléfono del posible tóxico para que la intervención sea lo más precisa y tempestiva posible.
Entre los productos tóxicos que más producen intoxicaciones en los animales hay los raticidas o rodenticidas (warfarina y cumarina), que actúan como anticoagulantes. El animal puede intoxicarse comiendo el cebo para los roedores o ingiriendo un roedor que había consumido el cebo. Empezará a sangrar y las hemorragias podrán ser localizadas o generalizadas. Si la intoxicación ha ocurrido menos de dos horas antes, se puede intentar hacer vomitar al animal; si han pasado menos de cuatro horas se utilizará carbón activo. El tratamiento consiste en la suministración de vitamina K.
En todos los casos es importante seguir las indicaciones del veterinario y trasladar de urgencia el animal a la clínica.
Otras intoxicaciones deberían ser evaluadas con mucha atención y en ningún caso tratadas con remedios “caseros”.
Cuidar una mascota es una tarea que necesita atención y dedicación. Esto implica que debamos velar por su seguridad, considerando que en muchos casos los animales no son conscientes de los peligros que se esconden en el ambiente y no saben o no pueden enfrentarse de forma eficaz a ellos. Estas circunstancias necesitan que el propietario sepa vigilar a su animal y pueda, en algunas ocasiones, anticiparse al problema.
Muchas intoxicaciones se producen en el mismo parque o en la calle debido a que hay raticidas en las grandes ciudades para evitar plagas. También pueden lamer productos de limpieza que se han utilizado para evitar orines en las entradas de las casas o bien vertido en zonas cercanas a las cloacas. La mejor actuación es la prevención: no dejes a tu perro suelto en zonas no delimitadas
Artículo completo publicado en la revista Perros y Compañía