Los gatos parecen ser peor comprendidos que los perros. Escuchamos muchas veces frases del tipo: mi gato hace cosas muy raras, no sé lo que me dice, parece muy tranquilo y me muerde, a veces quiere caricias y a veces no, nunca estoy seguro, son muy suyos… ¿Es cierto? Bueno, es verdad que si los comparemos con los perros (comparación algo injusta, pero recurrente) es que sí: los gatos son algo más complicados y “sosos” en cuanto a lenguaje corporal y muchos menos “habladores” que los perros.
La principal diferencia entre el lenguaje corporal de perros y gatos es ¡la práctica en entenderlos! Los perros utilizan muchas más veces al día su lenguaje corporal; esos gestos de la cabeza, el cuerpo y la cola. Los perros se comunican a todas horas con todo el mundo, mientras que los gatos, a menudo autosuficientes y seguros, expresan de manera más sutil lo que quieren solo a unos pocos elegidos, no necesitan más. Es por ello y por falta de repeticiones (y algo de destreza suya y nuestra) que nos cuesta entenderles. Para solucionar esta falta de comprensión de su lenguaje corporal los gatos recurren al maullido cuando nos piden comida, mimos o juego y se expresan de manera más rápida y contundente cuando perciben que no captamos sus mensajes.
Nuestros mininos tienen muchos tipos de maullidos para cosas muy específicas. Tienen comprobado que somos mejores interpretando esos maullidos que no su lenguaje corporal, y los usan a diario. ¡Ya has vuelto a casa! ¡Quiero comida! ¡Qué tienes ahí! ¡Déjame tranquilo!… son las vocalizaciones, maullidos en el caso de pedir y otros sonidos para la defensa y el aviso.
Como ejemplo del lenguaje gatuno que no entendemos correctamente veamos tres mensajes corporales que con más frecuentemente malinterpretados:
Tripa arriba
Muchas veces nuestros amigos felinos al vernos maúllan y se acercan a nosotros para frotarse. Primero la cabeza, el cuello, el cuerpo y la cola. Además, a veces, mientras los acariciamos se dejan caer al suelo y se quedan “tripa arriba”. Nuestra primera e inocente interpretación, puede ser que nuestro gato quiere que le rasquemos la tripa. Error, pocas veces los gatos disfrutan con caricias en la zona del abdomen. Lo que nos están transmitiendo es confianza y alegría al vernos, tranquilidad, se fían de nosotros y se relajan tumbándose a modo de juego.
Gato Halloween
Todos tenemos en mente la caricatura del gato de pelo erizado y de puntillas que se utiliza en Halloween para dar miedo. Esta postura, cuando el gato la realiza es porque intenta multiplicar su tamaño estirando patas y cola, y con las pupilas dilatadas y la boca abierta lanzando maullidos y bufidos nos está “gritando” que está aterrorizado. En ningún momento es una señal de agresividad. La misma respuesta de pavor podemos encontrarla en el interior del trasportín con un gato que sitúa las orejas haca atrás, el cuerpo algo ladeado y agazapado y esas mismas pupilas dilatadas junto a más maullidos y bufidos. No siempre el resultado será agresión por parte del gato, pero sí podemos saber seguro que ese gato está pasando un miedo enorme.
Cola en movimiento
En muchos momentos del día podemos observar como la punta de la cola de nuestro gato se mueve rítmicamente de un lado a otro, solo la punta: cuando lo acariciamos, cuando está tumbado en el suelo tripa arriba y nos mira, cuando estamos jugando a cazar un juguete o una bola de papel, etc. Este pequeño gesto nos indica que hay algo de tensión, puede que debamos dejarle más espacio o unos segundos para que nos cuente qué quiere. No tiene por qué ser negativo, ni que la tensión derive en algo peor o algo estresante. Puede resolverse felizmente. De hecho, a veces vemos este movimiento de cola antes de que el gato coja el sueño y se quede dormido, pero nunca tiene el mismo significado que el movimiento de cola de un perro, no debemos equivocarnos.
Para no meter la pata y conseguir una buena comunicación con nuestro gato, debemos informarnos y no tener miedo a preguntar aquello que no entendemos. Y, sobre todo, ser cautos, pacientes y observar no hay mejor manera de comprenderles. El próximo 3 de marzo, estaré ofreciendo un taller en Zaragoza para desmontar falsos mitos sobre nuestras mascotas que nos impiden entenderlos correctamente, como que el gato Halloween es un aviso antes de atacar. Si conoces bien a tu mascota, la convivencia será perfecta, sin problemas de conducta.
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