Después del verano, el sol, el agua del mar, la arena… nuestra piel necesita renovarse e hidratarse después de tanto trabajo que le damos; es la única que nos protege de todas las agresiones externas por lo que se merece unos mimos y dedicación. En el curso de Balneoterapia y Spa que se imparte en ISED uno de nuestros objetivos es que conozcamos bien los cuidados que necesitan nuestra piel.
Nuestro cuerpo posee un 75% de agua y gran cantidad de ella la necesita los órganos, músculos, huesos y, sobre todo, nuestra piel. Esta es la última en recibir el agua ya que nuestro cuerpo da prioridad a hidratar los órganos y músculos.
Renovar la piel después del verano
Después del verano debemos realizar una buena exfoliación cutánea para eliminar la piel muerta, resultante de tanto abusar del sol, para que la piel nueva pueda respirar. Podemos elegir entre muchos exfoliantes, desde sal del Mar Muerto a exfoliantes de cascaras de nueces. Una vez que la piel está limpia realizaremos una envoltura cuya finalidad es la hidratación, como por ejemplo la envoltura de oliva, que le proporcionará una hidratación profunda. Y para terminar el tratamiento corporal, que mejor que un buen masaje desde la cabeza a los pies con un aceite de almendras, avellana o jojoba que, aparte de proporcionar hidratación, hace que toda nuestra tensión se desvanezca aportando relajación a las fibras musculares y elimina el estrés mental.
Una vez hidratada la piel por fuera, solo nos queda hidratarnos por dentro. Debemos introducir agua en nuestros hábitos alimenticios para que nuestra piel se hidrate desde dentro hacia fuera. Con el paso del tiempo nuestra piel envejece y pierde colágeno y elastina por lo que la hidratación es muy importante tanto a nivel cutáneo como alimentario.
Asique no lo dudéis y empezad a hidrataros de fuera a dentro y de dentro a fuera. Tu cuerpo y tu piel te lo agradecerán y empezarás con más fuerza el retorno a la rutina.