En determinadas situaciones estresantes, el cuerpo se prepara para la lucha o la huida, es lo que llamamos una respuesta de adaptación o estrés. Esta respuesta es un mecanismo esencial para la supervivencia y, además, favorable a corto plazo. Lo normal, es que pasado un tiempo, el cuerpo abandone la reacción de alarma y vuelva al estado de equilibrio (homeostasis). Si este estado de estrés se vuelve muy repetitivo o se prolonga en el tiempo, se convierte en perjudicial, con problemas fisiológicos importantes (estrés crónico).
La respuesta fisiológica al estrés consiste en la activación de 2 sistemas: el HPA (Hipotálamo, Pituitarias y Adrenales) y el SNA (sistema nervioso autónomo). La activación de estos sistemas provoca una descarga de hormonas y neurotransmisores (adrenalina y glucocorticoides principalmente) que tienen acción en todo el organismo (cerebro, sistema inmunitario, corazón, sistema respiratorio, presión arterial…).
Los glucocorticoides van a actuar principalmente sobre el sistema inmunitario, inhibiendo o estimulando la respuesta inmunitaria según el tipo de glucocorticoide, su concentración y la duración de su exposición.
En el estrés agudo la descarga puntual de glucocorticoides provoca una mayor producción de anticuerpos, sobreestimulando las defensas y acelerando la curación de heridas e infecciones.
En el estrés crónico la descarga mantenida de glucocorticoides va a provocar una inhibición del sistema inmunitario predisponiéndonos a infecciones más graves y frecuentes, a enfermedades autoinmunes y alergias.
Cuando hablamos de estrés nos referimos tanto al estrés físico como emocional. Las emociones pueden incidir de forma negativa o positiva sobre la salud. El eje inmunitario, hormonal y emocional están estrechamente relacionados.
El efecto de las emociones positivas sobre el sistema inmunitario está mediado por determinados circuitos neuronales y hormonales. La oxitocina y la prolactina son potentes hormonas antiestres que generan placer y bienestar. Las emociones positivas activan la producción de este tipo de sustancias que anulan los efectos negativos del estrés sobre el sistema inmunitario.
Cultivar emociones positivas en nuestra vida contribuye a nuestra salud mental y consecuentemente a la de nuestro cuerpo. Se trataría entonces de uno de los tratamientos más efectivos y económicos que podemos encontrar.
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