El masaje fascial descarga los músculos con suavidad y la mente con dulzura. La fascia es esa envoltura que recubre nuestros músculos y nos permite disfrutar de una movilidad armónica, es como las medias que llevan las mujeres. Y a veces, esa media se retuerce o engancha y necesitamos estirarla. También sería como ese calcetín arrugado que nos molesta dentro del zapato al caminar.
La fascia es el tejido superficial y profundo que, además de sostener y mover el cuerpo, tiene muchas más funciones como ayudar en el movimiento de la linfa. Por este motivo la liberación fascial se realiza lenta y suavemente, produciendo una sensación agradable que permite, en pocos minutos, alisar esa arruga que se ha producido en nuestro cuerpo.
El masaje o liberación fascial se realiza en todo el cuerpo (manos, pies, espalda, cuello, etc.). Quien lo prueba repite. Animo a que se practique, se escuche y se sienta las restricciones del movimiento. Para los profesionales que lo practicamos es como tener en nuestras manos un sensor para identificar el movimiento.
Podíamos hablar de todos los beneficios de esta técnica tan poco practicada, pero es necesario ponerla en práctica para sentir sus efectos y hablar con quienes lo viven para que os describan la sensación de bienestar que proporciona. Es un excelente complemento para el masaje.
Lentitud, práctica y paciencia, estas son las claves para realizar un buen masaje facial. ¡Pruébalo!