La vuelta de las vacaciones se asemeja a fin de año por lo que a promesas se refiere. La planificación de nuestros deseos y objetivos profesionales no debe quedarse en el olvido por no saber organizarnos con claridad: ¿De qué soy capaz? ¿Qué conocimientos tengo? Y ¿qué estoy dispuesto a realizar? Una buena forma de empezar es proyectarse al futuro e imaginarse con algunos años más: ¿es ese el lugar al que quiero llegar? Si la respuesta es afirmativa, solo debemos empezar a trazar el camino.
Supongamos que, por ejemplo, nuestro deseo es trabajar en un centro de educación. Este reto va ligado estrechamente con una titulación específica, otras complementarias y una experiencia laboral. Ahora que tenemos estos ejes básicos, intentaremos planificar el camino pero éste se debe dibujar del futuro hacía el día de hoy para determinar bien los tiempos. Debemos cuestionarnos ideas como: ¿qué titulación me pedirán en un centro educativo para trabajar? ¿Qué titulación secundaria me puede ayudar? Para acceder a estos estudios, ¿qué otros estudios necesito? ¿Qué centros formativos son los mejores para mis estudios? ¿Me pedirán experiencia previa? ¿Puedo trabajar en un colegio mientras estoy estudiando? ¿Qué tipo de aptitudes necesito para ser maestro?
Sabemos que para trabajar en una escuela nos piden, obligatoriamente, unos estudios mínimos en magisterio. Se puede obtener la titulación mediante un ciclo formativo aunque, si se amplía con un grado universitario, todavía habrá más puertas abiertas. Además, se pueden añadir estudios específicos de idiomas, música, arte o religión que pueden mejorar la profesión de maestro.
La experiencia en este sector está muy bien valorada y, por ello, mientras estudiamos podríamos trabajar en el mismo centro educativo. Los colegios suelen necesitar profesionales en el sector del tiempo libre y el soporte educativo. Así, se podría trabajar como monitor de actividades extraescolares, de actividades deportivas, de comedor, de acogida matinal o, incluso, de celador. Estas tareas exigen una titulación de menor duración y asumible para compaginar con estudios superiores.
Esta planificación de los estudios y la experiencia dependen de tres aspectos a tener en cuenta. En primer lugar se debe tener en cuenta que la economía personal nos permita acceder a los estudios que se desean y cuál es centro que consideramos más adecuado. Además, en segundo lugar, debemos organizar los tiempos para vivir, descansar, estudiar y trabajar. Para finalizar, debemos mantener la constancia y el esfuerzo necesarios para trabajar por el deseo de conseguir el objetivo anhelado.
Con este ejemplo, hemos trazado un camino que podría ser útil para aquellos interesados en el ámbito educativo. Con estas sencillas indicaciones, uno debe aprender a plantearse las cuestiones vinculadas a su ámbito de trabajo y, a partir de aquí, esfuerzo, constancia y buena actitud nos harán trabajar más y mejor en nuestro futuro.