Los perros participan en intervenciones dirigidas y forman parte del proceso rehabilitador (Físico o Psicológico) del paciente mediante la interacción perro-paciente. El objetivo de la terapia asistida con animales es la recuperación o mejora del paciente. Su función es estructurada, planificada y supervisada por un terapeuta y orientada a personas que padecen problemas médicos (físicos o mentales), que pueden beneficiarse de la compañía de un perro, mejorando su calidad de vida. El papel del educador canino es preparar al animal para ser asistentes del terapeuta durante la terapia.
Los perros terapeutas han logrado grandes éxitos en el tratamiento con personas discapacitadas: despiertan reflejos, ayudan a superar fobias, depresiones y enfermedades de origen nervioso. Producen un efecto sedante o relajante en pacientes con demencia, y hasta disminuyen los niveles de violencia y aislamiento en los centros penitenciarios. También mejora el rendimiento laboral de aquellos empleados que acuden a su puesto de trabajo con su mascota, ayudan en la detección de tumores, etc.
Dentro de lo que conocemos como perro de servicio, hay que diferenciar entre perro de asistencia y perro terapeuta.
Los perros de asistencia son animales entrenados para ayudar a una persona con discapacidad. Conviven 24 horas con las personas que los necesitan, proporcionándoles una mayor independencia, lo que les permite una mejor integración social, laboral, etc. Ayudan a realizar cosas que las personas solas no pueden hacer. Reciben un adiestramiento muy exigente y desempeñan tareas muy complicadas.
Los perros de terapia sin embargo solo realizan visitas programadas a las personas que lo necesitan. Siempre van acompañados de su responsable (guía) y trabajan bajo la dirección de un especialista médico (psicólogo, pedagogo, etc.).
Características morfológicas:
Para ser perro de terapia cualquier raza es válida, aunque los más utilizados son el Golden y el Labrador Retriever. No se recomiendan…
- Molosoides: porque su gran tamaño puede intimidar al paciente.
- Muy babosos: al tratar con enfermos resultan muy antihigiénicos, sobre todo en hospitales.
- Que no suelten demasiado pelo: podrían provocar problemas de alergia.
- Perros con orejas y cola amputadas: su apariencia poco bondadosa puede dificultar el acercamiento del paciente.
Requisitos para ser perro terapeuta:
- Variables genéticas y ambientales.
- Experiencias de vida adecuadas.
- Obediencia básica.
- Muy sociables.
- Docilidad.
- Tolerantes y dispuestos.
No todos los perros son aptos para ser terapeutas. Lo primero es realizar un examen para detectar posibles patologías de comportamiento (fobias, agresividad…) que los hagan inestables, en cuyo caso se desestimarían como perros de servicio. En general se busca que sean sociables, pacientes, con buen carácter, inteligentes y que aprendan con facilidad. Deben ser mansos, acostumbrarse a un trato “inadecuado” o un poco brusco y que no se sorprenda ante ruidos. No obstante, si la interacción con el paciente estresara al animal hay que suspender la sesión terapéutica.
Puesto que únicamente las razas con un carácter equilibrado y pacífico, pueden servir como perros de terapia, y ya que estamos en España, tenemos una raza que se adecua a dichas características: el “galgo español”. Transmite tranquilidad a pesar de su tamaño y, al ser delgado y fino, podría despertar el instinto de protección en las personas. Además es un perro poco ladrador y de mirada tímida.
“No hay psiquiatra en el mundo como un cachorro lamiéndote la cara”
Ben Williams
2 respuestas
Hola!
Tenemos una niña con epilepsia,de 5 años.además una niña de 12 y un niño de 10
Vivimos en un piso.
Queremos un perro ,que nos recomiendas?
Primero os recomendamos consultar con vuestro médico y, en caso que decidáis dar el paso, es muy importante consultar antes con un profesional de la etología cuál es el mejor perro para vuestra familia (tamaño, carácter, etc.). Además, os recomendamos que vuestra nueva mascota sea educada para comprender la enfermedad del pequeño y saber actuar ante un ataque, ya sea avisando a un familiar o simplemente no interactuando con el niño, evitando causarle algún daño.