Cuando llega el verano, muchos culitos empiezan a vivir en libertad, y es que esta época del año es la preferida para muchos padres para que sus retoños le digan adiós al pañal. El calor o el ir ligero de ropa son incentivos para que las familias decidan que ha llegado el momento. Pero esto es un error. La persona que mejor sabe cuando ha llegado ese momento es el propio niño.
La pregunta que siempre hacen los alumnos sobre este tema “a qué edad debería un niño dejar de llevar pañal” mi respuesta siempre es la misma. Cuando el niño esté preparado.
Hay niños que lo están alrededor del año y otros pasados los 3. Eso no es lo importante. Lo que nos interesa saber es que éste es un hecho evolutivo en un niño, y por lo tanto no es algo que se aprende sino que se adquiere y es vital que sea un proceso armonioso, respetuoso y que se viva con la mayor naturalidad posible.
Es importante que puedan estar presentes cuando su mamá, su papá o las personas con las que conviva diariamente vayan al WC. El hecho de vivirlo como lo que es, algo natural, les ayudará a interesarse por el tema y posiblemente a querer imitar esa acción.
Cuando muestren interés por el tema se les puede ofrecer probar a hacer pipi en el WC. Hay niños a los que la taza del inodoro les parece un agujero sin fondo y les da miedo. Un reductor les puede ayudar a minimizar esa sensación.
Poco a poco, irán evolucionando hacia el control total de sus esfínteres. Pero cada niño a su ritmo. Sin prisas ni presiones de ningún tipo.
Algo que jamás, bajo ningún concepto, los adultos debemos hacer es reñirlos ni humillarlos si el control no va como a nosotros nos gustaría.
A nadie se le ocurriría reñir a un bebé que está dando sus primeros pasos cuando se desestabiliza y cae al suelo. Pues con el control de esfínteres pasa igual. Debemos recordar que están evolucionando y por lo tanto seguro es que habrá alguna “fuga”. Con mucho amor, le limpiaremos y lo cambiaremos de ropa, animándole con palabras de aliento como por ejemplo “no te preocupes, que la próxima vez saldrá mejor“.
Y es que los adultos debemos acompañar con mucho amor, en este proceso y en todos, a esos chiquitines que tanto se esfuerzan en evolucionar y “ser mayores”.