El masaje japonés es un método terapéutico que combina diferentes técnicas orientales, enfocadas en la aplicación de masajes curativos y de igual modo estéticos, pensadas para disminuir el dolor y tratar diferentes afecciones del cuerpo.
Proviene de Japón, aunque algunos de sus métodos tienen influencia de China, sobre todo a finales del siglo XX.
El masaje japonés tiene como objetivo el equilibrio energético del cuerpo, así como la estimulación y fortalecimiento del sistema inmunológico. Una de sus características más importantes es que busca la prevención y curación de manera holística, a través de todos los sistemas corporales. Trata el cuerpo y la mente de forma integral y entiende la salud como la armonización de la energía vital o Qi (conocimientos tomados de la medicina tradicional china), por lo que persigue que fluya de forma libre, estimulando la autocuración, en caso de ser necesario.
¿Cuál es el masaje japonés?
El masaje Kobido también es conocido como el masaje japonés y, en ocasiones, es definido como el lifting facial japonés. Es una técnica ancestral nipona que combina masaje con fines terapéuticos y cuidado estético. Se distingue por su efecto rejuvenecedor y estimula el rostro, cuello, hombros y parte superior del pecho.
El Kobido toma técnicas de la medicina tradicional japonesa y las fusiona con manipulaciones actuales sobre el rostro. Este masaje tiene como propósito trabajar con los meridianos del rostro, para equilibrar la energía vital o Qi en la dermis y los músculos faciales, logrando un rejuvenecimiento de la piel que va a la par con su salud.
La palabra kobido significa “antiguo camino de la belleza” y es que este masaje fue el arte japonés de la belleza hasta el año 1472, cuando por orden de la emperatriz, quedó reservado, de forma exclusiva, al uso de la alta sociedad japonesa, dejándose de practicar por el resto de la sociedad.
En el año 1984 el doctor Shogo Mochizuki, heredero de esta tradición, emigró a Estados Unidos y comenzó a enseñar esta técnica con gran éxito, haciéndola popular en Occidente.
El masaje Kobido brinda numerosos beneficios, entre los que se pueden mencionar:
- Mejora la condición de la piel, haciéndola más tersa, la reafirma y elimina sus imperfecciones.
- Disminuye el envejecimiento.
- Incrementa la circulación sanguínea y ayuda a eliminar impurezas y toxinas.
- Su efecto relajante ayuda a dejar la mente en blanco y, por tanto, es un aliado perfecto para combatir el estrés y la ansiedad acumulada.
- Activa el sistema linfático.
¿Cómo hacer un masaje japonés?
El masaje japonés Kobido es distinto a cualquier tipo de masaje facial, porque trabaja no sólo sobre la superficie de la piel, sino en el tejido subcutáneo, ubicado en la hipodermis o capa más interna de la piel, facilitando la circulación y el transporte de sangre y linfa, eliminando toxinas, ayudando a oxigenar los tejidos y estimulando la producción de colágeno y elastina, encargados de la calidad de la piel.
Se realiza en cara, cráneo y cuello con movimientos de percusión, rápidos, fuertes y rítmicos, combinados con masajes intensos y suaves que trabajan 16 músculos faciales y del cuello con, al menos 47 movimientos que pueden combinar los desplazamientos de las manos con el uso de otras herramientas, como por ejemplo; los rodillos de jade. Así, este masaje japonés logra estimular el sistema nervioso, mejorar la circulación y fortalecer y tonificar los músculos faciales. Además, es un método eficaz para exfoliar la piel y eliminar toxinas.
Una sesión de masaje Kobido puede durar entre 50 – 90 minutos e incluye varios pasos. El terapeuta relaja primero la espalda, los brazos y las manos, después el cráneo y la cara, mediante movimientos pausados y tranquilizantes. Luego, es posible que alterne diferentes técnicas y efectúe desde estiramientos de la piel, hasta presiones en puntos específicos de la cara, a través de una serie de pellizcos muy rápidos, acompañados con movimientos de palpación y rotación. De forma posterior, se pueden realizar exfoliaciones o masajes cervicales que brindan una gran cantidad de beneficios, tanto para la salud en general, como para el rostro.
En la sesión de Kobido también se suelen incorporar elementos del masaje terapéutico shiatsu para actuar sobre los meridianos de la cara y el sistema energético del cuerpo.
El número de sesiones recomendadas varía en función del tipo de piel a tratar. Una persona joven, con pocas o ninguna arruga, debería iniciar con sesiones de una vez por semana, durante los primeros meses y, luego, un mantenimiento de una sesión o dos al mes, por supuesto, dependiendo el caso. Por su parte, una persona de mayor edad y con líneas de expresión más pronunciadas, debería iniciar con dos sesiones a la semana y seguir con un mantenimiento cada diez o quince días, según sea el caso.
Los tratamientos de masaje japonés Kobido se realizan en camilla, utilizando gorro protector del cabello y con los hombros y clavículas al descubierto. Se aplican cremas neutras, de calidad, y en bastante cantidad.
En caso de trabajar con pacientes que sufran algún problema en la piel, lo recomendable es utilizar para el masaje la misma crema que la persona utiliza de forma habitual.
El uso del masaje japonés Kobido se abre paso entre las más eficaces rutinas de belleza para recuperar la piel y mantenerla suave y tersa, sin embargo, este tipo de masaje no es para todas las personas y lo ideal es prestar atención a sus contraindicaciones y, ante cualquier duda, consultar con el especialista. El Kobido no está recomendado para mujeres embarazadas, personas que padecen cáncer o sufren problemas cardíacos. Por su parte, las personas que tengan alguna lesión en el cuello o una hernia de disco deben consultar a un médico antes de recurrir a esta técnica ancestral.
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