La rotura fibrilar o desgarro muscular es un tipo de lesión que se produce de manera frecuente tras realizar alguna rutina deportiva y sucede cuando se desgarran las fibras que componen el músculo. La gravedad de esta lesión, así como el tiempo que una persona necesita para recuperarse, son factores que dependen del número de fibras que se han roto y del músculo que se ha lesionado.
La rotura fibrilar se produce cuando hay una elongación o contracción del músculo, o cuando se somete a éste a un esfuerzo que es superior a su capacidad. Comúnmente suele presentarse cuando hay cambios de ritmo o movimientos rápidos, por lo que es muy común que se presente en las piernas y en la espalda. Se producen durante una actividad deportiva, pero también cuando al realizar un esfuerzo repentino.
¿Qué produce los desgarros musculares?
- Se produce de diversas formas:
- Con un golpe directo o contusión.
- Al estirar el músculo más allá de su capacidad.
- Como consecuencia de una elongación que se hace bruscamente. Esta es la forma indirecta.
- Falta de elasticidad.
- Deshidratación antes, durante y post deporte.
- Malas posturas al correr.
- Zapatos inadecuados.
- Calentamiento insuficiente.
- Debilidad muscular.
- Fatiga al finalizar una competencia.
- Sobreentrenamiento.
Síntomas de un desgarre muscular
Las personas que han sufrido un desgarre muscular presentan los siguientes síntomas:
- Zona sensible.
- Puede presentar un hematoma.
- Dolor muscular considerable.
- La zona lesionada presenta una protuberancia o desigualdad.
- Imposibilidad para hacer su rutina diaria, ya que el movimiento resulta limitado.
¿Cómo prevenir un desgarro muscular?
Para prevenir la aparición de un desgarro muscular, es necesario que la persona practique ejercicio físico regularmente y que antes del ejercicio pueda calentar durante 5 o 10 minutos. Esto provoca que aumente el flujo sanguíneo hacia los músculos.
También se debe tener una correcta hidratación, por lo que es recomendable consumir al menos 2 litros de agua diariamente. Asimismo, debe realizar estiramientos antes y después de la actividad física. La sensación de cualquier tipo de molestia como la de algún tirón, debería suponer la suspensión de la actividad física que esté realizando.
Por otro lado, es de vital importancia trabajar la tonificación muscular para que el cuerpo esté mucho más preparado y fortalecido para la actividad física. Para mantener la salud del mismo, es necesario contar con un descanso adecuado y una dieta saludable, con un buen aporte de proteínas y omega 3.
El consumo de vitaminas A, C, B12 y E también es un requisito importante para aquellas personas que siguen rutinas de entrenamiento. Igualmente, minerales como el selenio y el zinc también son cruciales para fortalecer el músculo. Es importante que las rutinas de ejercicio y entrenamiento, se realicen de forma progresiva e ir aumentando poco a poco la intensidad.
Al realizar ejercicios, también se debe contar con un calzado adecuado que le permita dar un soporte correcto al cuerpo y evitar la sobrecarga.
Tipos de desgarro muscular
Existen 3 tipos de desgarros musculares, que son de primer, segundo y tercer grado.
La rotura fibrilar de primer grado, se produce cuando las fibras musculares se estiran de más, el daño en ellas es leve y se tarda entre 2 y 3 semanas para recuperarse.
La rotura muscular de segundo grado se diferencia de la primera porque en este caso el dolor es mucho más intenso y hay rigidez en la zona, pero el músculo no está totalmente desgarrado. Requieren de 2 a 3 meses de recuperación.
Por último, se encuentra la rotura fibrilar de tercer grado que se produce cuando el músculo está desgarrado en su totalidad. Estas roturas suelen requerir cirugía y posteriormente, fisioterapia para la completa recuperación del músculo.
¿Cómo curar un desgarro muscular?
Antes de todo, es necesario realizar un diagnóstico preciso el cual se lleva a cabo a partir de una exploración médica y con apoyo de una resonancia magnética. El tratamiento indicado por el médico suele seguir los siguientes pasos:
Antes que nada, el médico indicará el método R.I.C.E., reposo hielo, compresión y elevación, con el objetivo de reducir el dolor y la inflamación. Para ello, se debe aplicar hielo sobre la zona afectada durante 10 o 15 minutos, con la finalidad de parar la hemorragia y disminuir la inflamación. No se debe aplicar calor durante la fase aguda o crítica, dado que aumenta la irrigación sanguínea del área que, además estará caliente debido a la inflamación y el dolor. Pasadas 72 horas si se pueden aplicar compresas de calor. Posteriormente, colocar una venda sobre la zona lesionada y mantener la zona elevada, para evitar que se forme un edema, sería el tercer paso que concluiría con este método.
Para el dolor y la inflamación suelen ser recetados analgésicos y antiinflamatorios. Hasta que se haga un correcto diagnóstico, el paciente debe mantener reposo evitando la sobrecarga de la zona afectada. Se deben realizar las terapias físicas adecuadas para contribuir con la recuperación, para ello, el paciente debe acudir al fisioterapeuta. En algunos casos, se hace necesaria la realización de una ecografía. Cuando la lesión es muy grave se debe llevar a cabo una cirugía, pero esto es determinado por el médico tratante.
En conclusión, las roturas fibrilares o desgarros musculares, son lesiones deportivas frecuentes a las que las personas que practican cualquier actividad física están expuestas. Para evitarlas es importante seguir las medidas preventivas que fueron explicadas con anterioridad. En caso de que se produzcan este tipo de lesiones, es fundamental que las personas acudan con un especialista en el área médica y sigan el plan de tratamiento recomendado.
Si quieres convertirte en Especialista en Quiromasaje, solicita sin compromiso información sobre nuestro Curso de Quiromasaje. ¿A qué esperas? ¡Pon rumbo a tus sueños!