Pensamos que los gatos son cariñosos con nosotros cuando se frotan con nuestras piernas o se dejan acariciar y tocar. El nuevo artículo de la coordinadora de los cursos online del Área de veterinaria de ISED, Vera Vicinanza nos explica que esta idea es errónea en la sección “Mentiras y verdades sobre gatos”.
Leyenda urbana 7: La costumbre del gato de frotarse
Nos hace mucha gracia cuando un gato se frota con nuestra ropa o nuestras manos ronroneando cuando lo acariciamos. Lo interpretamos como signo de cariño y afecto. En realidad en este momento el gato nos está marcando con su olor imperceptible para nosotros: sus feromonas. Son sustancias secretadas por unas glándulas faciales que el gato produce para que su ambiente sea tranquilo y familiar. La presencia de este olor tranquiliza al gato que se siente en su casa circundado de su grupo.
El gato no marca solo a las personas, sino también los muebles y objetos de su casa. Por esta razón cada olor nuevo y extraño es percibido por el gato como amenazante y debemos introducirlo con mucha precaución en su ambiente. Estos olores son imperceptibles para nosotros y son específicos de especie, es decir, que hasta lo que sabemos, cada especie puede percibir y reaccionar al suyo. Se ha conseguido descifrar dos de las muchas feromonas del gato y utilizarlas en terapia del comportamiento para tranquilizar los animales. Se trata de fracciones de las feromonas faciales: la llamada F3 que tranquiliza al animal para que perciba su ambiente como su casa y, la F4, que actúa más en la aceptación y el reconocimiento de otros individuos, reduciendo así los episodios de agresividad. De hecho hay descritos casos en los cuales la simple visita de uno de los dos gatos de una casa, desencadena, a la vuelta del gato, episodios de agresividad de difícil resolución. Entonces es evidente que los olores representan un punto focal en el mundo de los sentidos del gato y en su forma de percibir la realidad. Por esta razón si notamos que un gato no demuestra este comportamiento debemos pensar en un problema etológico y de bienestar y debe ser una alarma que nos indica que algo falla en el ambiente o en la saludo del gato.