La mayoría de los casos de embarazos psicológicos se presentan en perras no castradas, pero también se pueden mostrar en perras que lo están, exhibiendo síntomas de proestro (es la fase de inicio del celo) o de estro (es la fase de aceptación de la monta).
Una de las posibles razones se debe a que no se haya completado la operación de la extirpación de uno o ambos ovarios. También puede deberse a que exista un tejido residual ovárico en una zona diferente a la del área ovárica. Por regla general, este tipo de tejido suele localizarse dentro del ligamento ovárico o en su unión con la pared abdominal.
¿Qué es un embarazo psicológico?
El embarazo psicológico, también llamado pseudogestación canina, es una condición o estado fisiológico que la perra puede atravesar tras su periodo de celo. Durante el embarazo psicológico las perras se comportan como si estuvieran embarazadas o tuvieran cachorros, a pesar de no haberse apareado.
El embarazo psicológico proviene de un desajuste hormonal que sufre la hembra tras el celo. Se presenta tras mes y medio o dos meses del celo de la perra. Las hembras, creyendo que están embarazadas, adoptan ciertos objetos u otros seres y los tratan como si fueran sus propios cachorros. Un ejemplo común es acoger un peluche y asumirlo como su cría.
El embarazo psicológico en perras, en lobas y en otras especies de animales salvajes que habitan en manadas es un mecanismo de supervivencia. La pseudogestación hace posible que todas las hembras del grupo formen parte en la crianza de los cachorros, con el objeto de que tengan mayores probabilidades de sobrevivir y salir adelante. Cualquier hembra de la manada es capaz de criar una camada en caso de que la madre biológica enferme o muera.
En el caso de las perras, el embarazo psicológico es herencia de los lobos que constituyen sus antepasados salvajes y aunque en ellas este proceso no supone ventaja alguna, y no suele representar un riesgo grave para su salud, sí puede tener efectos nocivos.
Los expertos estiman que 6 de cada 10 perras no esterilizadas sufren embarazos psicológicos y se estima que aproximadamente un 60 por ciento de ellas pueden padecerlo con frecuencia, luego de cada periodo de celo.
¿Cómo darnos cuenta que nuestro animal de estimación la padece?
El desajuste hormonal en la perra suele durar tres semanas y producir síntomas físicos y/o psicológicos, incluso en su comportamiento, que después desaparecen por sí solos.
Entre las señales físicas que permiten detectar el embarazo psicológico están:
- Hinchazón de mamas y producción de leche, debido a un aumento de los niveles de dos hormonas, progesterona y estradiol.
- Inflamación de abdomen, por lo que puede parecer que realmente está preñada.
- Aumento de peso y flujo vulvar.
- Vómitos.
Entre los síntomas psicológicos se pueden mencionar:
- Tristeza.
- Nerviosismo e inquietud, la perra no parece encontrar un momento de sosiego.
- Llantos y quejidos.
- Anorexia o pérdida de apetito.
- Depresión y decaimiento.
- Negación de pasear y salir a la calle.
- Tratar objetos como si fueran cachorros, por ejemplo, llevándose los peluches, calcetines, mantas, entre otros, a su cesto.
La perra con embarazo psicológico también muestra cambios conductuales significativos:
- Construyen nidos y se vuelven muy apegadas.
- Confunden juguetes y otros objetos, como zapatillas, mantas o peluches con cachorros y se los suelen llevar a su cama.
- Defienden a los presuntos cachorros y, en ocasiones, se tornan irritables e incluso agresivas con las personas.
¿Qué debemos hacer y qué no debemos hacer?
En caso de que los síntomas de embarazo psicológico que presenta la perra sean leves, el dueño debe:
- Apoyar y tratar de distraer al animal de compañía con juegos o paseos, para desviar su atención sobre las ansias de anidación.
- Durante los juegos o paseos, poner fuera de su alcance los juguetes y objetos que la perra confunde con cachorros.
En el caso de que los síntomas sean más fuertes, es importante acudir al veterinario para descartar la posibilidad de un embarazo real y el especialista recomendará, siempre bajo su supervisión:
- Evitar la autoestimulación de las mamas con lamidos, para frenar así la activación del mecanismo de secreción de leche y prevenir una posible mastitis, una infección bastante molesta y dolorosa, originada por la oclusión de los conductos de leche. En este caso se puede recurrir a un collar isabelino.
- Descartar los objetos adoptados, como peluches o juguetes.
- Aumentar la cantidad de actividad física.
- Variar la dieta para evitar o disminuir también la producción de leche.
- Disminuir la ingestión de agua, para restringir así la producción de leche.
- Brindar a la perra más cariño y apoyo de lo habitual para ayudarla a recuperar el equilibrio emocional.
- Actuar de forma paciente e incrementar la dosis de caricias y mimos.
- En casos de embarazo psicológico intenso, recurrir a la castración como medida preventiva eficaz, siempre con la orientación del veterinario.
Lo que los dueños no deben hacer en caso de embarazo psicológico:
- No es recomendable, en ningún caso, suministrarle ansiolíticos o tranquilizantes para perros que le calmen. Este tipo de medicamentos pueden resultar contraproducentes.
- No es aconsejable utilizar tratamiento casero para el embarazo psicológico, pues se puede empeorar el estado de salud de la perra.
- La castración no debe realizarse durante el embarazo psicológico, sino durante la fase de reposo hormonal del ciclo o anestro. En este caso, lo mejor es solicitar la orientación del veterinario.
- No se debe pensar en cruzar a la perra y que tenga una camada como posible solución al problema, pues esto no garantiza, en absoluto, que en su posterior celo, o en otros subsiguientes, vuelva a manifestar otra pseudogestación.
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