La obesidad es la enfermedad relacionada con la nutrición, más frecuente en perros y gatos. Se define como un exceso de grasa en el cuerpo. Es una situación médica significativa que puede afectar de forma severa la calidad de vida, generar otras enfermedades y reducir la esperanza de vida.
La obesidad se produce cuando el animal de compañía consume más calorías de las que gasta y la grasa se acumula en el cuerpo, es decir, existe un desbalance entre la ingestión y el gasto de energía, casi siempre a causa de un consumo excesivo de alimento, unido a una cantidad insuficiente de ejercicio (vida urbana). En el perro, por ejemplo, la obesidad se define como un incremento de peso de un 15 a un 20 por ciento, por encima del peso ideal.
Los animales no tienen la facultad para controlar su peso, dependen de lo que le sirva su dueño, por lo que es fundamental, a partir del año edad, brindarles la dieta acorde a su edad, raza y especie.
¿Cómo se diagnostica la obesidad en un perro y en qué grado?
En el ámbito veterinario se utiliza la palpación y la observación, a través de una escala numérica, como métodos para diagnosticar que un perro está obeso.
Es la estimación de la proporción de grasa corporal, sin tomar en cuenta el peso, para calcular el riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con la obesidad, así como para determinar el peso que debe perder.
Las escalas numéricas más usadas son de 5 o de 9 puntos. En el procedimiento de 5 puntos, el 3 se considera normal, el 4 sobrepeso y el 5 obesidad. En el método de 9 puntos, el ligero sobrepeso se define con el número 6, el sobrepeso considerable con el 7, la obesidad con el 8 y la obesidad mórbida con el 9.
La valoración de la condición del cuerpo del perro se establece en:
- Emaciado (excesivamente delgado a causa de una enfermedad).
- Muy delgado.
- Delgado.
- Magro (delgado y sin grasa).
- Ideal.
- Ligero sobrepeso.
- Sobrepeso.
- Obeso.
- Obesidad mórbida.
De forma general, un perro tiene ligero sobrepeso cuando se palpa un leve exceso de grasa que recubre sus costillas y la cintura se puede distinguir, sin ser obvia.
Un perro tiene sobrepeso cuando es difícil palpar sus costillas y tiene exceso de grasa acumulada en el área lumbar y la base de la cola. Además, la cintura no se puede distinguir.
Las condiciones para determinar que un perro está obeso son: las costillas no son palpables y el abdomen es redondeado. La cintura no existe y tiene depósitos de grasa sobre la zona lumbar y la base de la cola.
Al referirse a obesidad mórbida en perros, se palpa la presencia de grandes depósitos de grasa sobre el tórax, la base de la cola y la columna vertebral, con aumento del volumen del abdomen.
Tratamiento
El tratamiento de la obesidad es simple y se basa en dos aspectos fundamentales: reducir la ingesta de calorías e incrementar el ejercicio.
El veterinario debe establecer la condición y el peso corporal del perro, para luego evaluar el peso ideal y determinar el consumo calórico real, basado en la alimentación que se le da, cuantificar el consumo de calorías deseado y desarrollar un plan de actividad física.
La selección de una dieta adecuada también es esencial. El programa alimenticio para reducir calorías no debe incluir la disminución de la cantidad de alimento de mantenimiento que el perro consume a diario, ya que se podrían producir deficiencias proteicas o de otros nutrientes; sino la búsqueda y provisión de una comida comercial que nutra al animal de forma completa y que, a su vez, le ayude a perder los kilos que tiene de más.
Por ello, es imperioso que sea el veterinario el que establezca el tipo de alimento que debe recibir el perro, debido a que la obesidad es una enfermedad que puede tener graves consecuencias para la salud de los animales de compañía.
Dietas y ejercicio
Las dietas para reducir peso en perros se centran en niveles elevados de fibra que incrementan la saciedad y permiten que el animal ingiera más cantidad, recibiendo menos calorías.
La pérdida de peso se debe a la restricción calórica, por lo que también se sugiere que estas dietas sean con bajo contenido de carbohidratos y altos niveles proteicos, similares a las utilizadas para tratar la obesidad humana.
Lo más importante es que sea el veterinario el encargado de establecer y prescribir el tipo de alimentación del perro, una vez que comience el tratamiento de la obesidad, así como realizar los controles periódicos, mediante las visitas, pues es fundamental el control del paciente durante el proceso.
La actividad física también debe ser parte esencial del programa para combatir la obesidad en animales domésticos, aunque es común que se pase por alto. En perros, un buen plan para perder calorías es pasear de 20 a 30 minutos, durante tres o cuatro días por semana, salvo en perros con enfermedades articulares u osteoartritis, en cuyo caso deberán limitarse los paseos.
El nivel de actividad también se puede incrementar con juegos como traer o esconder y buscar juguetes o premios.
Enfermedades asociadas
- Afecciones cardiorrespiratorias: colapso de tráquea, disnea, hipertensión, entre otras.
- Anomalías cutáneas: como piel seca y escamosa, seborrea y alopecia.
- Trastornos ortopédicos y articulares: ruptura de ligamentos, hernia discal o artrosis, entre otros.
- Endocrinopatías: diabetes, hipotiroidismo, entre otras.
- Acumulación de grasa en el hígado o lipidosis hepática.
- Afecciones de las vías urinarias: cálculos de oxalato cálcico, infección de vías urinarias, entre otras.
- Infertilidad y, en caso de embarazo, complicaciones durante el parto.
- Intolerancia al ejercicio y al calor.
- Incremento del riesgo durante la anestesia.
- Cáncer.
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