Las escalas pediátricas o escalas de valoración pediátrica son instrumentos de evaluación que permiten detectar una discapacidad o diagnosticar enfermedades, alteraciones y afecciones. Son un conjunto de instrucciones específicas sobre los procesos y pasos que se deben realizar para evaluar alguna capacidad o función específica, así como su posterior puntuación.
Las escalas pediátricas se usan en la práctica clínica de consultas de rehabilitación infantil para estudiar el desarrollo psicomotor, debido a que permiten hacer un análisis y valoración objetiva de niños con alguna discapacidad. También existen escalas que se usan en controles pediátricos para determinar si hay alguna alteración o enfermedad que requiera atención (como algún problema cardiaco congénito o una afección respiratoria) es muy común su aplicación en niños prematuros.
El desarrollo psicomotor es como se le conoce a la capacidad de adquirir habilidades básicas y fundamentales en la infancia: Lenguaje, capacidad motora, manipulativa y habilidad social. Este es un proceso continuo que va desde la concepción (incluye la maduración del cerebro, nervios y otras estructuras nerviosas), de bebés a niños y hasta la madurez. Si bien ocurre en todos los niños de forma similar, el ritmo varía, la velocidad del aprendizaje ocurre distinto en cada persona lo que muchas veces dificulta la evaluación.
¿Para qué sirven las escalas pediátricas?
Las escalas de valoración permiten una adecuada evaluación y ayudan a diagnosticar, esto permite poder definir un tratamiento correcto y objetivos reales.
Tienen como finalidad detectar si alguna función vital o actividad motora no se encuentra entre los parámetros normales según su edad. Estas herramientas permiten analizar el desarrollo actual del niño y comparar resultados luego de un tratamiento.
Es fundamental la detección temprana de cualquier alteración en los niños para que estos puedan adaptarse a su entorno y en base a ello obtener su independencia.
Principales escalas pediátricas
- Test de Denver: es un test psicotécnico que permite medir el desarrollo de las habilidades físicas, intelectuales y psicomotrices durante los primeros seis años de vida. Su propósito es evaluar si las funciones se van adquiriendo acorde a la edad cronológica del niño. El test mide específicamente 4 áreas:
Personal social: mide la relación del niño con su entorno y la forma en la que se desenvuelve.
Motricidad fina: habilidad de coordinación, destreza y concentración en la ejecución de movimientos finos.
Lenguaje: comunicación del niño de forma general y cómo evoluciona su lenguaje.
Motricidad gruesa: coordinación de los movimientos que involucran todo el cuerpo o gran parte de este.
- Test Haizea-Llevant: este test también valora el desarrollo del niño, pero hasta los 5 años de edad, es una tabla con 97 indicadores divididos en: 26 para la socialización, 31 de lenguaje y lógica matemática, 19 para la capacidad manipulativa y 21 para el área postural. Estos indicadores se señalan en la tabla indicando el porcentaje 50%, 75% o 90% de los niños que a esa edad ya realizan la acción que se representa en el apartado.
- Test Adams: permite diagnosticar una posible escoliosis, es el test clínico más utilizado con este propósito. Su aplicación es sencilla y si bien no permite diagnosticar el grado de la enfermedad sirve para detectar la desviación de la columna. Se realiza pidiéndole al niño o adolescente que se flexione hacia delante, es positivo cuando el torso del paciente tiene alguna giba dorsal o deformidad.
- Test o prueba Apgar: es una herramienta que se usa en recién nacidos para determinar de forma temprana si existe alguna emergencia o puede requerir intervención médica inmediata, se realiza en dos partes: al minuto de que él bebe nazca y nuevamente luego de 5 minutos del nacimiento, en casos específicos se hace una tercera prueba. El test se realiza examinando el esfuerzo/ritmo respiratorio, la frecuencia cardíaca (pulso), tono muscular, reflejos y color de la piel. A cada apartado se le otorga 0,1, ó 2, lo normal es que el resultado sea mínimo 7, si el valor es menor el niño suele necesitar oxígeno o estimulación cardiaca. Es común un resultado bajo en bebés prematuros, nacidos por cesárea, luego de una complicación en el parto o en un embarazo de alto riesgo. Sin embargo, un resultado inicial bajo no significa que el bebé tiene problemas de salud o que tendrá alguna enfermedad en el futuro, su uso es solo para determinar que se adapte bien fuera del vientre materno.
- Test o escala Silverman-Andersen: mide la dificultad respiratoria de un recién nacido, es muy importante en niños prematuros ya que estos son frecuentes a sufrir el síndrome de distrés respiratorio. Son 5 los parámetros estudiados del 0 al 2 son: movimientos toracoabdominales, tiraje intercostal, retracción xifoidea, aleteo nasal, quejido respiratorio. El test evalúa del 0 al 10, según el resultado los bebés pueden necesitar oxigenoterapia, intubación o algún soporte respiratorio mientras mayor es el resultado, mayor es la dificultad respiratoria:
- Entre 7 y 10 la dificultad respiratoria es severa, requieren algún soporte respiratorio.
- 4 y 6, Dificultad respiratoria moderada
- 1 a 3, Dificultad respiratoria leve
- 0, No existe dificultad respiratoria
- Test Hirschberg: permite evaluar si se presenta alguna, y el grado de, desviación ocular es decir estrabismo. Se realiza iluminando los ojos del paciente para observar la posición de los reflejos luminosos corneales al momento de que se proyecte una luz puntual hacia la zona media de la cara. Durante el test los reflejos luminosos deben quedar simétricamente centrados en ambas pupilas, de lo contrario se presenta un estrabismo que puede ser exotropia (la desviación es hacia el lado nasal), endotropia (desviación al lado temporal), hipertropia (hacia arriba) o hipotonía (hacia abajo).
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