La pérdida de peso, es un dolor de cabeza para muchos. Existe una larga lista de posibles dietas e innumerables consejos para aquellos que quieren lograr este fin. Incluso, hay quienes ofrecen “fórmulas mágicas” donde no se requiere ningún tipo de esfuerzo para adelgazar.
Todo cambio en nuestro cuerpo, debe estar orientado hacia la búsqueda de la salud y el bienestar general. Por tanto, a la hora de pensar en bajar de peso, necesitamos considerar seriamente reestructurar nuestros hábitos alimenticios y buscar un estilo de vida más saludable.
¿Qué hábitos debo cambiar?
Cada familia tiene hábitos de vida distintos, algunos son heredados, otros adquiridos con el tiempo; por eso, hay ciertas rutinas o prácticas, que son más difíciles de cambiar que otras. Ante todo, debemos ser conscientes que el ser humano siempre tiende a resistirse a los cambios y que no se pueden modificar todo, en un solo día. Eliminar de nuestra rutina diaria, los hábitos que impiden la pérdida de peso, requiere de disciplina y constancia.
Como todo proyecto personal, es necesario analizar, qué comportamientos o actitudes pueden retrasar el avance. ¿Qué te impide perder peso? ¿Será los hábitos alimenticios o la falta de ejercicio? Aquí te dejo algunos de los errores más frecuentes que cometemos a diario, quizás, sean la causa por la cual no alcances tu peso adecuado:
- No ingerir suficiente agua
A veces nos hidratamos solo con bebidas azucaradas, café u otros líquidos. El agua es vital para el buen funcionamiento del cuerpo, ayuda a reducir los depósitos de grasa corporal, permite que nos sintamos saciados y así consumimos menos calorías.
- No desayunar o cenar
Seguir dietas rigurosas que eliminan drásticamente algunas de las comidas diarias, puede ocasionar agotamiento, estrés e incluso generar enfermedades gástricas. Un sano desayuno, te ayudará a tener energía, regular la digestión y sentirte más saciado a lo largo del día. Cenar tarde o no cenar, hace más lento nuestro metabolismo y las calorías se acumulan más fácilmente en forma de grasa.
- Consumo excesivo de jugos o concentrados
No es recomendable, habituarse a sustituir alguna comida del día, por un jugo o concentrado. Estos jugos pueden contener altas cantidades de azúcar. Se aconseja consumir la fruta en trozos, es más saludable y da mayor sensación de saciedad.
- Dormir poco
Cuando no dormimos lo necesario, nuestro apetito crece, debido a que se alteran de manera desfavorable, los niveles de leptina y grelina, que son las hormonas que regulan el apetito.
- Comer rápido
Este mal hábito, impide que los alimentos sean masticados y procesados correctamente en la cavidad bucal, generando una mala digestión, gases, dolores abdominales e incluso puede afectar el bajar de peso.
La actividad física y la pérdida de peso
Uno de los buenos hábitos que debemos afianzar a diario, es llevar una vida activa y mantener una rutina de ejercicios que nos permita estar saludables y tener un peso ideal. La falta de ejercicio no solo hace que nuestro cuerpo acumule más grasa, sino que también nuestros músculos y huesos pierden fuerza y aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, hipertensión, diabetes, entre muchas otras.
Pasar de una vida sedentaria a una vida activa, no se logra en un solo día. Se puede comenzar con caminatas de 10 minutos, subir escaleras en vez de usar el ascensor, inscribirse en un equipo deportivo o en clases de baile. Todas estas actividades y cualquier otra que usted pueda implementar, si se realiza de una manera constante y responsable, en conjunto con buenos hábitos alimenticios, ayudará a quemar más rápido las calorías, bajar el porcentaje de grasa corporal y a mantener un estado mental y físico más saludable.
Patologías más frecuentes que impiden pérdidas de peso
En ciertas ocasiones, las causas que impiden la pérdida de peso, no son los malos hábitos alimenticios o la falta de ejercicio, a veces existe un problema de salud, alguna enfermedad que esté afectando. Para ello es necesario hacernos un respectivo chequeo médico.
Dentro de estas patologías está el hipotiroidismo, cuando la glándula hipófisis no puede producir su nivel normal de hormonas. El síndrome de ovario poliquístico, síndrome de Cushing, intolerancias alimenticias, resistencia a la insulina, estrés, entre otros.
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