No es para nadie ningún secreto los beneficios de ejercitarse y las mejoras para la salud que conlleva hacer ejercicio físico deportivo. Son muchos los cambios fisiológicos que van mucho más allá del simple hecho de perder peso.
Una actividad física constante induce al correcto funcionamiento tanto del metabolismo como de los sistemas circulatorio y respiratorio entre otros.
La importancia de hacer deporte
Practicar ejercicio físico a diario es una manera de mejorar la salud en general. No en vano, reduce la presión sanguínea, reduce la tasa del colesterol malo en sangre, ayuda que los niveles de triglicéridos desciendan y ayuda en el control de la diabetes. Además de “ser bueno para nosotros”, el ejercicio también nos ayuda a sentirnos bien. De hecho, realizar la cantidad correcta de ejercicio físico aumenta los niveles de energía y ayuda a mejorar considerablemente el estado de ánimo.
Por supuesto, el ejercicio deportivo también ayuda en la pérdida de peso y a mantenerse más saludable en el envejecimiento. Puede que esto último no sea demasiado importante para algunas personas en este momento, especialmente las más jóvenes. Pero lo cierto, es que el cuerpo lo agradecerá más tarde. Y es que por ejemplo la osteoporosis puede llegar a ser un auténtico problema según la gente va cumpliendo años.
Cambios que se experimentan al hacer ejercicio
Además de los beneficios de ejercitarse hasta ahora vistos, el ejercicio también trae otra serie de cambios que son muy saludables. Uno de ellos es la rápida absorción de proteínas y carbohidratos, algo que se comienza a notar durante las primeras semanas de prácticas deportivas. Aunque al principio el peso puede aumentar, no hay que preocuparse, se trata solamente de músculo.
A los seis meses aproximadamente y siempre que se haya seguido una rutina deportiva, los músculos habrán empezado a perfilarse. Las agujetas habrán desaparecido por completo y el fondo físico y la resistencia, así como el sistema inmunológico y la capacidad pulmonar, se habrán fortalecido.
Pasado un año, la densidad de los huesos aumentará. La ansiedad se habrá reducido significativamente y la autoestima estará sin duda reforzada después de haber adelgazado varios kilos. En cualquier caso, no es importante la edad que se tenga. Lo importante es comenzar, mentalizarse y ejercitarse cada día para ir notando las mejoras para la salud que el ejercicio físico conlleva desde un primer momento.
Recomendaciones antes de ejercitarse en un gimnasio
Antes de empezar a acudir a un gimnasio a ejercitarse, hay que tener en cuenta varias cosas. Lo primero es esclarecer cuáles son los objetivos a nivel físico. Es decir, si es bajar de peso, aumentar la masa muscular o simplemente ponerse en forma en general. Igualmente hay que fijar los días y las horas a las que se va a asistir para que llegue a convertirse en una obligación. Esta será la única manera de aprovecharse de los beneficios de ejercitarse.
La primera rutina tendrá que ser muy sencilla. Se aconseja realizar solamente un ejercicio especial para cada músculo en concreto, priorizando sobre los más pequeños como los bíceps o los gemelos. Si se empieza desde cero o hace tiempo que no se realiza ningún entrenamiento, hay que evitar lesiones. Para ello no se debe realizar un exceso de entrenamiento, sino hacerlo de manera progresiva.
Hay que evitar las sobrecargas de los músculos calentando tanto antes como después de hacer los ejercicios. La hidratación es fundamental antes, durante y después del entrenamiento. Pero sobre todo, confianza en uno mismo y constancia. Esas son las claves para beneficiarse de las múltiples mejoras para la salud que implica la realización de prácticas deportivas.
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