Las arcillas son unas desconocidas pero con grandes beneficios para nuestro organismo.
La arcilla verde destaca como multiusos, ya que cuida nuestra piel y también trata lesiones, dolencias e inflamaciones. Se caracteriza por su propiedad anti-bacteriana, lo que limpia la piel en profundidad aportando frescor. También está indicada en artritis: colocada en forma de cataplasma fría en la articulación dolorida y repitiendo el tratamiento varias veces al día, al levantarse y al acostarse, resulta altamente beneficioso.
Para realizar una cataplasma de arcilla verde hay que evitar hacer la emulsión en un cuenco de metal o plástico, el adecuado es el de vidrio. En el momento de añadir agua se recomienda que esta sea mineral. No tener en cuenta estas cuestiones podría alterar las propiedades del producto.
Una vez añadida el agua es bueno esperar unos segundos antes de aplicar la cataplasma, dado que así la arcilla podrá absorberla totalmente, enriqueciéndose más la emulsión.
También podemos añadir aceite esencial para mejorar aún más el tratamiento, por ejemplo con jengibre, romero o eucalipto.
Se aconseja aplicar la cataplasma directamente sobre la piel, dejando actuar durante al menos 20 minutos y posteriormente retirar con agua tibia.
Entre sus infinitas propiedades, la arcilla verde tiene efecto sedante, calmando los dolores de origen inflamatorio o traumático. Está recomendada en el tratamiento de traumatismos y contusiones, así como para disminuir la hinchazón de esguinces y luxaciones. Un remedio casero para aliviar dolencias.
Además, ayuda al organismo a recuperar las defensas naturales, pues aporta muchos minerales, siendo rica en magnesio, silicio, potasio, oxido de hierro, aluminio y titanio.
Norma García Estaje, profesora de Balneoterapia y Spa de ISED Zaragoza.
Directora del centro de belleza y salud Indra spa