Es necesario conocer en qué momento debemos acudir a un masajista deportivo, puesto que existen diferentes tipos de masaje en función del objetivo que quiera se alcanzar y de la situación del deportista. A continuación exponemos las distintas opciones.
- Masaje pre-competición: Antes de la prueba o competición se debe realizar una primera sesión de masaje, entre unas 5 y 24 horas antes. El objetivo es mejorar el rendimiento del deportista, de manera que el masaje servirá para aumentar la circulación sanguínea, la temperatura y la elasticidad muscular. En algunos casos, este masaje previo también puede ser relajante.
- Masaje post-competición: Tiene el objetivo de reducir los espasmos musculares y el aumento metabólico que tiene lugar después de una práctica deportiva intensa, así como facilitar la desaparición de las contracturas y toxinas. Ayuda al deportista a recuperarse para poder volver a entrenar y competir cuanto antes. Se debe aplicar entre 45 minutos y cinco horas después de finalizar la actividad.
- Masaje de mantenimiento: Son masajes regulares, que se programan en función del tipo de entrenamiento que siga el deportista. El objetivo es diagnostica posibles contracturas que, a la larga, puedan ocasionar lesiones irreparables. También deben permitir mantener o mejorar el movimiento y la flexibilidad muscular.
- Masaje de rehabilitación: Específico para cuando existe una lesión, ya que permite acelerar el proceso de curación, reducir el dolor y, al mismo tiempo, aporta nuevas soluciones durante el proceso de rehabilitación.
Las diferentes técnicas que se aplican en estas tipologías de masaje se estudian en el Curso de Técnico especialista en Masaje Deportivo de ISED, que se realiza en Bilbao, Madrid, Oviedo, Pamplona y Zaragoza.
Un comentario
Pienso que es un gran post. Felicidades.