La agresividad representa uno de los problemas más preocupantes en la convivencia social entre hombre y perro. Demasiado a menudo leemos en los titulares de los periódicos de episodios de ataques de perros hacia personas o niños y la mayoría de las veces se definen como “inexplicables” aunque siempre puede encontrarse una causa. La mordedura representa sólo la punta del iceberg: a menudo los perros muestran señales que los dueños ni siquiera reconocen o justifican o no quieren aceptar.
La agresividad se considera un trastorno del comportamiento multifactorial, es decir que muchos factores entran en juego a la hora de que se pueda manifestar. En línea general podemos considerar factores genéticos, hormonales u orgánicos, que dependen del perro, y factores ambientales y de aprendizaje que se consideran como externos al perro.
El aprendizaje representa, sin dudas, la clave para la prevención y también para la resolución de un problema de conducta, y, por supuesto, para la agresividad. Enseñar al perro las reglas básicas de convivencia y educación, hará que el animal pueda vivir en armonía con su ambiente, pueda crecer equilibrado y con una sana relación con su entorno.
Podemos distinguir diferentes tipos de agresividad:
Agresividad por dominancia
También se conoce como agresividad competitiva. Se desarrolla en el ámbito familiar y puede ser dirigida hacia personas en concreto, todos los componentes de la familia y hacia otros animales.
El comportamiento agresivo se manifiesta en contextos particulares:
- Al acercarse al perro mientras come o tiene en la boca un objeto;
- Al establecer contacto visual directo con el perro;
- Al inclinarse sobre el perro o empujarlo;
- Al castigarlo;
- Al molestarlo en su lugar de descanso e intentar desplazarlo
- Al intentar colocarle la correa o el bozal;
- Al intentar inmovilizarlo;
- Al tocarlo, cepillarlo, bañarlo…
El perro dominante, además de mostrar agresividad, puede presentar posturas y conductas típicas, como por ejemplo:
- Apoyar las patas delanteras sobre la persona,
- Establecer contacto visual directo,
- Bloquear con su cuerpo el desplazamiento de la persona,
- Gruñir en situaciones de desafío con el propietario;
- No manifestar posturas de sumisión.
Las causas de este tipo de conducta se deben buscar en la tendencia innata de algunos ejemplares a mostrar este tipo de conducta y se ponen en relación también con las hormonas sexuales masculinas. A estas causas se puede añadir la falta de autoridad del propietario y la falta de una correcta educación básica.
Agresividad por miedo
Se manifiesta en perros que reaccionan de forma agresiva al intentar establecer un contacto físico con ellos, acariciarlos o tocarlos. Lo que diferencia este tipo de agresividad de la anterior es la postura del perro: es una postura de sumisión, con el cuerpo encogido, la cola entre las patas traseras, temblores,