Todas las mujeres comprenden perfectamente lo que pueden llegar a limitar los problemas del aparato reproductor, especialmente aquellos que cursan con dolores como las dismenorreas. Lo que no tienen tan claro es la ayuda que puede prestarles la osteopatía ginecológica, una disciplina indolora, no invasiva y libre de efectos secundarios que seguro que te interesa conocer.
Qué es la osteopatía ginecológica
Esta rama de la osteopatía tradicional tiene un principio muy claro: analizar el aparato reproductor de cualquier mujer para determinar los motivos que están produciendo problemas con la menstruación, el embarazo e incluso la fertilidad.
Una vez que queda determinado el origen de problemas como la amenorrea, la endometriosis o la incontinencia urinaria, el especialista en osteopatía ginecológica diseñará un procedimiento para actuar directamente sobre el foco.
Pero, ¿cómo? Bueno, el trabajo del osteópata se basa en el poder que tienen sus manos para trabajar directamente sobre los tejidos blandos del cuerpo, en este caso sobre los que forman el aparato reproductor femenino que es donde se encuentra el foco del problema.
Con el conocimiento del experto, es posible realizar intervenciones superficiales a través de la presión y la localización de diversos órganos sobre los que trabajar. Salta a la vista que este tratamiento no es invasivo en absoluto. Además, no requiere de ninguna preparación por parte del paciente cuando este se va a someter a una sesión y, lo mejor, es que no hay ningún efecto secundario más allá de alguna posible molestia en la zona trabajada.
¿Qué se puede curar con la osteopatía ginecológica?
La principal fuente de consultas satisfechas tiene que ver con problemas con el ciclo menstrual. Muchas veces se pasa por alto, pero el dolor o la irregularidad de la regla no son situaciones normales que las mujeres deban aceptar sin más.
Por ejemplo, un ciclo doloroso, conocido como dismenorrea, puede esconder otra serie de problemas que hay que buscar, identificar y tratar. El dolor no es nunca un indicio inocuo y, por lo tanto, se le debe poner nombre a sus causas con el objetivo.
No se debe perder de vista que las mujeres con una edad no fértil ya también son candidatas a mejorar sus niveles de vida gracias a este tipo de intervención. Hablamos de problemas como las pérdidas de orina, algo que se puede corregir fortaleciendo la zona muscular encargada de controlar el reflejo urinario, o el resto de problemas asociados a la menopausia.
En este último caso, la efectividad de la osteopatía ginecológica ha demostrado ser realmente alta librando a muchas mujeres de problemas que parecían que las iban a acompañar durante toda la vida.
Osteopatía ginecológica en el embarazo
Con todo, hay un campo en el que esta rama de la osteopatía ha demostrado ser muy eficaz: el embarazo.
No hablamos solo de los meses de gestación, también de ese tiempo tras el parto en el que el cuerpo de la mujer debe recuperar su estado de normalidad. El embarazo es un proceso natural de gran belleza, pero también un motivo de estrés para el cuerpo de las madres.
En conclusión, la osteopatía ginecológica es un campo lleno de posibilidades que no todas las mujeres conocen aún. Mejorar el embarazo, la menopausia o el ciclo menstrual son sus mayores posibilidades, aunque no las únicas.
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