Los gatos son animales traviesos a los que les encanta explorar y subir a lugares elevados dentro de casa. Son muy ágiles, pero también un poco torpes. De hecho, si tienes uno en casa, ya te habrás dado cuenta de que se caen con más asiduidad de lo que parece. Y, aunque sea raro, pueden sufrir una fractura que no siempre resulte fácil de detectar. El papel del auxiliar de clínica veterinaria es clave para ello.
¿Cómo puede detectar un auxiliar de clínica veterinaria un hueso roto en un gato?
En primer lugar, el auxiliar de la clínica veterinaria te preguntará una serie de cosas acerca del comportamiento de tu gato como, por ejemplo, si notas que ha dejado de comer y si has detectado algún tipo de inflamación. Ten en cuenta que los gatos no son tan expresivos como los perros a la hora de manifestar el dolor.
Después, hará una exploración visual previa para tratar de hallar posibles síntomas de rotura. Estos pueden estar relacionados con cojeras, sangrado en las encías o dientes fracturados, etc. Lo mismo hará en la zona de las costillas y en la cola. En caso de que el gato sienta dolor, lo más probable es que se torne irascible. Sin duda, una señal de aviso que debe dar paso al trabajo del veterinario.
El tratamiento de una fractura en gatos
Tras esa primera inspección realizada por el auxiliar de la clínica veterinaria ya podrás hacerte una idea de si tu gato ha sufrido la rotura de un hueso o no. En caso de que así sea, ahora llegará el turno del veterinario. Este procederá a hacer una exploración más completa y a dar un diagnóstico certero mediante la realización de radiografías al felino. En ella se podrá apreciar el problema con nitidez, determinar su gravedad y establecer el tratamiento más adecuado.
Las fracturas en la zona de la cola y de las costillas no suelen conllevar la necesidad de intervenir quirúrgicamente. De hecho, con vendaje compresivo y un poco de atención, suelen curarse en pocos días. La cosa cambia si la rotura se ha producido en la mandíbula, en una pata o en la pelvis. En esos casos, lo más normal es que haya que opera con anestesia general al felino.
Se trata de operaciones complejas pero a las que los veterinarios están bastante acostumbrados. La que más riesgos de todas conlleva es la de mandíbula ya que puede requerir que el gato sea alimentado externamente durante algunos días y puede generar algunos problemas de mordida con posterioridad a la intervención. Aún así, esta es la única forma de salvarles la vida y de que puedan seguir realizando sus actividades cotidianas con normalidad.
En definitiva, el papel del auxiliar de la clínica veterinaria a la hora de detectar fracturas en gatos suele centrarse, principalmente, en los primeros momentos en los que el propietario llega con su mascota y alerta del problema. Pero, después, también tiene la capacidad de proporcionar consejos útiles para el postoperatorio y de recomendar productos específicos para una más pronta recuperación.
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