Los gatos, al igual que los seres humanos, pueden sufrir hipertensión arterial. Este problema se diagnostica fácilmente en cualquier centro veterinario ya que, mediante una sencilla prueba, el especialista es capaz de determinar si su presión arterial está por encima de los valores establecidos.
Motivos por los que aparece la hipertensión felina
En concreto, se habla de hipertensión felina cuando los valores de dicha presión se sitúan por encima de los 160/95 Hg.
Son muchas las razones por las que se puede dar hipertensión en los gatos. En este sentido, la primera de ellas es el hipertiroidismo y, en segundo lugar, la insuficiencia renal crónica. De hecho, este último caso es especialmente grave ya que suele ir aparejado también de sobrepeso y, lo que es peor, de problemas cardíacos de diversa índole.
De igual modo, la acromegalia, es decir, esa enfermedad que produce un crecimiento excesivo de las estructuras óseas de los gatos y que surge con motivo de problemas endocrinológicos, también causa hipertensión felina. Lo mismo puede decirse respecto al incremento de la hormona cortisol (hiperadrenocorticismo) en su organismo.
La importancia de conocer el origen de la hipertensión en gatos es vital para que, desde el centro veterinario, puedan establecer un tratamiento adecuado.
La hipertensión felina, Síntomas asociados
Hay una serie de síntomas que deben hacer que salten las alarmas. En concreto, si tu gato padece los siguientes, deberías llevarlo cuanto antes a visitar a un veterinario:
- Signos físicos: la hipertensión en los gatos genera hiperactividad, ataxia, parpadeos sin control y pérdida de peso. También se muestran más sensibles a la luz y tienen dificultades para caminar.
- Cambios de conducta: ten en cuenta que los gatos son, por lo general, animales de costumbres y rara vez cambian sus rutinas. Si ves que su temperamento o su conducta varían, debes estar alerta.
- Problemas en los riñones: las dificultades para orinar también pueden ser culpa de la hipertensión.
- Ceguera: puede manifestarse de manera temporal o permanente. Sin duda, se trata del síntoma más grave de todos y debe conllevar la visita inmediata al veterinario.
Tratamiento de la hipertensión felina
Obviamente, lo primero que se debe hacer para combatir la hipertensión en los gatos es detectar si es ocasionada por una de las enfermedades que hemos comentado anteriormente. De ser así, no hará falta tratar la hipertensión en sí misma, sino el mal subyacente, tras lo cual la presión arterial volverá a sus valores normales.
En caso de que no se encuentre una enfermedad subyacente, el veterinario procederá a la aplicación de una dosis adecuada, en función de la gravedad del problema, de la edad del animal y de su tamaño, de antihipertensivos. Esto puede conllevar un poco de tiempo ya que no siempre en el centro veterinario se acierta a la primera.
Una vez diagnosticada la hipertensión en el gato y comenzado el tratamiento, deberás visitar tu centro veterinario de confianza una vez cada dos o tres meses con el propósito de que el especialista pueda llevar a cabo el pertinente seguimiento del problema. Seguramente su auxiliar veterinario estará encantado de recibiros, realizar las primeras exploraciones y daros paso al veterinario. Solo así conseguirás que la salud de tu gato se estabilice y que pueda llevar a cabo una vida perfectamente normal.
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