En el post de hoy os hablamos de la importancia de planificar correctamente un circuito cerrado de vigilancia algo que, para la seguridad integral de una empresa, es imprescindible.
¿Qué es un CCTV?
Un espacio dotado de un circuito cerrado de vigilancia (CCTV) es un espacio más seguro. Las ventajas de este sistema de seguridad integral es su capacidad de obtener imágenes del área seleccionada en tiempo real, almacenarlas en un dispositivo de grabación para su posterior análisis por parte del director de seguridad y ofrecer acceso a la información de manera inmediata, segura y ordenada. Asimismo, la excelente calidad de imagen transmitida por un CCTV permite conseguir un reconocimiento fiable del área, objetos o personas vigiladas y es fundamental para descubrir responsables de algún siniestro, detectar presencia de intrusos o analizar cualquier otra incidencia.
Factores a considerar antes de utilizar un circuito cerrado de vigilancia
Antes de instalar un sistema de seguridad integral en un local o un espacio exterior, es recomendable elaborar un listado de todas las zonas que requieren vídeo vigilancia. Al mismo tiempo, es importante elegir el nivel de detalle que debe tener la imagen, ya que un CCTV permite obtener desde una perspectiva generalizada de un área hasta grabar el número de matrícula de un vehículo o visualizar las facciones de una persona con una nitidez superior. Llegado a ese punto, se ha de decidir el número de cámaras asignadas a cada zona y elegir su correcta ubicación para conseguir la calidad de imagen deseada. Sin duda contar con un director de seguridad integral que incluya todo esto en un plan de seguridad es muy recomendable.
Debido al nivel de seguridad integral que proporciona un circuito cerrado de vigilancia, hoy día se emplea en todo tipo de espacios públicos y privados: desde pequeños comercios y oficinas hasta chalets, complejos residenciales, fábricas, supermercados, centros comerciales, parkings y un largo etcetera. En función del tamaño y el tipo de establecimiento, se elige un CCTV con un determinado número de cámaras y se fijan las zonas para su instalación.
Un circuito cerrado de vigilancia para cada tipo de establecimiento
En caso de pequeños locales comerciales, como una zapatería, una farmacia o una tienda de ropa, es importante mantener vigilados la caja registradora y las zonas de entrada. Para este tipo de comercios se recomienda utilizar un sistema de seguridad integral con 2 o 4 cámaras de vigilancia instaladas frente a la puerta de entrada, las ventanas y el mostrador (nunca encima de los mismos, pues no se obtendrían imágenes relevantes de las personas).
Establecimientos de mayor tamaño, como un centro comercial o una nave industrial, requieren un CCTV diseñado a medida, donde sea posible combinar distintos tipos de cámara dependiendo del objetivo de vigilancia en cada zona y lo que decida el director de seguridad integral de la empresa. Por ejemplo, en grandes superficies se necesita disponer de una vista general de los pasillos y una imagen más detallada del área de cajas, mientras que en una fábrica es importante obtener un panorama generalizado de la línea de producción y un monitoreo más preciso de las zonas concretas de un almacén.
Asimismo, un circuito cerrado de vigilancia personalizado permite tener bajo control permanente todos los accesos, oficinas, pasillos, plantas de producción, zonas de carga, comedor, laboratorios, área de cajas y otros espacios del recinto, excepto baños y vestuarios. Habitualmente, una nave industrial o un centro comercial de tamaño medio precisa un mínimo de 16 cámaras de vigilancia (incluidas las de visión nocturna) para conseguir un nivel de seguridad integral fiable.
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