Llega el verano y, cómo no, nuestros pies hacen también el tan deseado cambio de armario. Pasamos de las cerradas y pesadas botas de invierno, los zapatos cerrados a las liberadoras sandalias donde el pie empieza a recordar lo que era la brisa del aire.
Pero no todo es tan idílico. Y al igual que todo lo demás, los pies no son menos, y ese cambio pasa factura. Tenemos que ir pasando poco a poco por las rozaduras, ampollas, etc., después de estar protegidos todo el invierno el cambio se les hace duro.
Si sumamos que las sandalias son un calzado más bien plano y las ampollas y rozaduras no nos permiten pisar bien, al final de todo esto nuestros pies acaban sufriendo la temida fascitis plantar.
¿Qué es la fascitis plantar?
Es una inflamación de la membrana que recubre la musculatura de la planta del pie y de su zona de inserción en el talón.
¿Qué causa la fascitis plantar?
Dentro del área deportiva es muy frecuente en deportistas que están en terrenos inestables y el caso de los fondistas ya que producen tracciones repetidas en cada impacto.
Pero como hemos comentado al principio es algo muy común en verano por el uso de calzado sin amortiguación y sin sujeción del pie los que hace que la planta del pie sufra mucho.
Síntomas
El síntomas más característico de la fascitis plantar es un dolor muy intenso en la base del talón, que se agudiza cuando la persona está de pie y camina. Pero lo realmente característico es que duele mucho más al levantarse de la cama y poner el pie en el suelo haciendo que a la persona le sea difícil dar los primeros pasos del día. Este dolor ira remitiendo a medida que la planta del pie va entrando en calor y la sangre hidrate la fascia, relajándola. Pero volverá a doler en el momento en el que se empiece a enfriar de nuevo.
¿Qué podemos hacer?
Tenemos que aprovecharnos de que es verano y aprovechar las cosas buenas que nos aporta. Por ejemplo, si es posible, ¡a caminar descalzos en la playa! Esto va a hacer que nuestra planta del pie se relaje y se masajee con la arena del mar, siempre evitando pisar las rocas, piedras o conchas de mar, ya que eso nos produciría un empeoramiento de la fascitis.
En caso de no disponer de una playa cerca, otra buena opción es realizar pequeños masajes con una pelota de tenis relajando toda la planta del pie.
Esos trucos nos harán llevar mejor la fascitis pero para recuperarla del todo y, sobre todo, saber el origen de la lesión, nos debemos poner en manos de profesionales.
En el curso de Masaje Deportivo o Técnico Especialista en Quiromasaje se enseña al alumno el diagnóstico certero, así como las técnicas para realizar los vendajes neuromusculares, necesaria para que el verano se disfrute al 100 % y que la fascitis no impida recorrer sitios y lugares maravillosos en nuestras vacaciones.