Antes de comenzar a revisar el concepto sobre hernia o prolapso de discos intervertebrales y sus posibles tratamientos, es fundamental tener conocimientos básicos de la anatomía de estos discos en líneas generales, Además de conocer que su función principal es mejorar la amplitud de movimiento de la columna vertebral y a su vez actuar como un amortiguador, absorbiendo las diferentes presiones relacionadas al peso del tronco.
Morfología de los discos intervertebrales
Básicamente, se puede decir que los discos intervertebrales están compuestos por una parte central que se caracteriza por ser de consistencia gelatinosa, denominado núcleo pulposo, el cual está envuelto en una estructura fibrosa llamada anillo fibroso, que ayuda a mantener al disco como tal en su lugar. Aunado a esto, también se describe que el anillo fibroso en su porción anterior es más grueso en comparación con la pared posterior, resultando esta última mucho más frágil con mayor tendencia a debilitarse, a través de la cual se puede producir una protrusión o prolapso del disco.
El prolapso de los discos intervertebrales: un problema muy común
En cuanto a lo que a hernia discal se refiere, esta se define como una patología en la que una parte del disco intervertebral se desplaza hacia la raíz nerviosa, que genera una mayor presión, elevando el riesgo de provocar dolor y lesiones neurológicas por su alta inervación en la parte posterior y lesiones neurológicas.
Usualmente, el prolapso de los discos intervertebrales suele diagnosticarse con la clínica o los síntomas que refiere la persona que lo sufre y es corroborado por médicos especializados mediante una resonancia magnética (preferiblemente), que confirma la existencia de la hernia aparte de aportarnos información del estado de la misma y el grado de afectación nerviosa.
La Osteopatía como alternativa adicional terapéutica
En cuanto a las alternativas adicionales que existen para el prolapso discos intervertebrales, la osteopatía es una terapia no invasiva que resulta ser eficaz cuando se aplica a tiempo y no hay evidencia de complicaciones asociados a la hernia discal. Antes de comenzar es importante realizar una exhaustiva evaluación de la persona que recibe la osteopatía, para determinar si es adecuado aplicar esta técnica. Al examinar a dicha persona, pueden encontrarse lesiones secundarias a este problema, como acortamientos musculares, fijaciones viscerales, posturas antiálgicas, posibles lesiones pélvicas, entre otras, que deben ser resueltas antes de acudir a la osteopatía.
Una vez restablecida la movilidad, se puede pasar a técnicas más específicas como lo es la flexión-distracción, con la que se han conseguido mejores resultados estadísticamente hablando. Por lo general, es a partir de la tercera sesión que se va a observar una mejoría importante del dolor, pero realmente se necesita un mínimo de 7 a 10 sesiones de la técnica que elija el experto para obtener el resultado deseado.
¿En qué consiste la técnica de flexión-distracción?
Como la técnica más efectiva es la de flexión-distracción, se debe saber que consiste en la realización de un bombeo discal que facilitará la reducción de la hernia, que consecuentemente mejorará la hidratación y la irrigación hacia el disco como tal. Este procedimiento se basa en el principio de la pinza de Sohier, desplazándose el núcleo anteriormente, por lo tanto, se reabsorbe el material discal por fuerza de gravedad ya que la persona que lo recibe se coloca en posición prono o boca abajo.
Como habréis visto, la Osteopatía es un estupendo complemento en estos casos. Si estás interesado en recibir información sobre nuestro curso de Osteopatía, no dudes en solicitarnos información sobre cómo formarte en esta profesión. ¡Anímate!