El maullido de los gatos es una manifestación natural y representa el medio de comunicación para expresar sus emociones y necesidades, no solo a sus cuidadores, sino al entorno, incluidos otros felinos que puedan estar en las cercanías. Sin embargo, cuando el animal maúlla en exceso o de forma muy intensa, es normal sentirse angustiado.
Si el felino maúlla todo el tiempo, antes que nada se debe descartar algún problema físico, acudiendo a la mayor brevedad al veterinario. Es importante hallar la causa del problema, qué le pasa y por qué maúlla. De esta manera el responsable de la mascota podrá ayudarle y dejará de maullar.
¿Qué son los maullidos?
Los maullidos son el sonido característico de la estrategia comunicativa de los gatos y los emiten abriendo la boca y cerrándola de manera gradual. Su duración puede ser desde un instante hasta varios segundos. En algunos casos el maullido puede iniciar o finalizar con otro sonido como un gruñido o un trino.
Los maullidos no tienen un sentido estricto, logran variar su significado e incluso son difíciles de identificar, más bien sirven para llamar la atención sobre algún aspecto del ambiente y resultan muy útiles para que el cuidador del gato pueda interpretar el mensaje.
Muchos expertos consideran que la mayoría de maullidos son sonidos caprichosos que cada gato aprende a usar para comunicarse con las personas que están a su alrededor, es decir, cada casa con un minino tiene su propio glosario de maullidos para obtener alimentos, juegos, mimos, atención, entre otros.
Cuando los gatos se encuentran en situaciones agradables, como por ejemplo; antes de comer o mientras buscan los mimos de su cuidador, los maullidos son más cortos, agudos y con una entonación ascendente.
Razones por las que un gato maúlla mucho
Problema físico. Cuando el gato maúlla mucho y muy seguido, en primer lugar, es esencial consultar al veterinario, pues puede significar algún dolor o enfermedad, como sucede con los gatos mayores. De hecho, muchos padecimientos, como los renales, del tracto urinario o artritis, pueden provocar que maúlle en busca de ayuda.
Necesidades básicas. Si el gato es pequeño es posible que maúlle con el propósito de cubrir sus necesidades básicas: tiene frío, siente hambre o requiere protección. Esto sucede con frecuencia durante los primeros días que el minino acaba de llegar a la casa y es que extraña el calor y la compañía de la camada y de su madre.
Ansiedad. Algunos gatos maúllan al quedarse solos en casa, es el llamado estrés por separación.
Por territorio y desacuerdo. Los gatos son muy territoriales y esto les puede hacer maullar si no consiguen lo que quieren, por causa de algún obstáculo indeseado en sus dominios. Por ejemplo; un objeto colocado encima de su sillón favorito para dormir.
Estro. Si se trata de una gatita que aún no ha sido esterilizada, los maullidos pueden corresponder a la época de celo.
Saludo. Si los maullidos estallan cuando el responsable de la mascota llega a casa, puede ser la forma de saludar del gato.
Atención. En ocasiones los gatos maúllan para comunicar que quieren jugar, necesitan caricias o quieren disfrutar de alguna golosina. Si el animal frota las piernas de su tutor mientras maúlla, es probable que necesite compañía para pasar un buen rato y si continúa maullando después de jugar, es probable que quiera alguna golosina.
Comida. Cuando los maullidos no ceden en ciertos momentos, también es una buena idea revisar el plato de comida, pues puede ser que el animal quedó con hambre o que la cantidad servida ya no es la adecuada.
Estrés. Si el gato maúlla más de lo habitual, de forma grave y sostenida, puede ser que se sienta incómodo, intimidado, preocupado o amenazado por alguna razón, como cambios en su entorno y esto le genere estrés. Nuevas situaciones como la llegada de un bebé, una mudanza o una nueva mascota pueden angustiar al animal.
Recomendaciones para ayudar a tu gato
- Intentar conocer al gato, observando con atención su lenguaje corporal. Esto facilita el reconocimiento de los maullidos y la búsqueda de las posibles causas, en caso de resultar fuera de lo normal.
- Consultar al veterinario ante cualquier síntoma y si los maullidos son agudos, repetitivos e intensos, acudir con urgencia al especialista para que lo diagnostique y le envíe tratamiento.
- Tomar en cuenta cualquier cambio en el entorno que pueda estresar o inquietar al felino y procurar tranquilizarlo, ofreciendo más atención y tranquilidad al animal.
- Asegurarse, de forma diaria, que el gato tenga agua limpia y fresca, la comida necesaria y el arenero también limpio.
- En el caso del alimento, es importante confirmar con el veterinario cuál es la ración que se le debe proporcionar a la mascota y cada cuánto tiempo, para evitar los maullidos por hambre.
- Variar el alimento del felino o combinarlo con otras sustancias, incluyendo en su dieta una comida casera que sea nutritiva y logre complementar su alimentación de forma correcta.
- Dedicar tiempo a la mascota. Al llegar a casa, por ejemplo, es un buen momento para acercarse y acariciarla, de manera que entienda que se está agradecido por su recibimiento o saludo. También es importante que los cuidadores se permitan un espacio en el día para sacarlo de paseo, jugar con él, entre otras actividades placenteras, pues los gatos también demandan su presencia.
Es esencial prestar atención a los maullidos de los gatos y a su lenguaje corporal, esto es lo que se conoce como empatía y es la misma que tienen estos animalitos de compañía cuando perciben el estado anímico humano, de acuerdo al tono, intensidad o volumen de la voz.
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